Acaba de ganar su cuarto anillo y, por primera vez fue nombrado como el mejor jugador de una final de la NBA. Sus cifras no ofrecen duda: Tres partidos por encima de 30 puntos y uno con más de 40. 6 rebotes, 5 asistencias y 31 triples sobre 61 intentos (50,8% de efectividad).
Con este premio, pone broche a una de las más exitosas carreras en el baloncesto, pero una carrera que no fue fácil. Desde incluso antes de nacer.
Casi fue abortado
Hace 34 años, la madre de Curry, Sonya, estuvo a punto de abortar a su hijo. En su libro, Fierce Love: A Memoir of Family, Faith, and Purpose, esta madre de tres hijos explicó que después de haber tenido un aborto mientras estaba en la escuela secundaria, se encontró embarazada nuevamente.
Cuando estaba a punto de ingresar a una clínica de Planned Parenthood , sintió que el Espíritu Santo intervino, según un informe en Daily Citizen:
Una carrera que no fue nada fácil
No consiguió beca por ninguna de las grandes escuelas. Finalmente fue una universidad humilde, la de Davidson quien le ofreció la oportunidad en la temporada 2006-2007. En 2009 ficharía por Golden State Warriors y en 2011 comenzaría su drama con las lesiones. Herido en el tobillo y después en los ligamentos, intentó jugar la temporada a pesar de todo, y realizó numerosas idas y venidas entre la cancha y la enfermería.
El resto de su carrera es ya historia y leyenda. Al ser nombrado “mejor jugador de la NBA” ya explicó su tesón y la importancia de su trabajo: “Todo tiene una historia, y hay que tomarse tiempo para darse cuenta de cuál es tu sueño y qué es lo que quieres realmente en tu vida”. “Ya sea en el deporte o en otro ámbito, tienes que tomar conciencia de que siempre hay que trabajar para triunfar”.
Pero lo más importante para Stephen Curry es saber por qué y para qué juega. Un gesto suyo es característico y responde a esta pregunta: “Me golpeo el pecho y señalo el cielo, simboliza que tengo un corazón para Dios, algo que se nos ocurrió a mi mamá y a mí en la universidad. Lo hago cada vez que piso la cancha como un recordatorio de para quién estoy jugando. La gente debería saber a quién represento y por qué soy quien soy, y eso es por mi Señor y salvador”.
Padre de tres niños, también comparte su amor por Dios físicamente, con un tatuaje en sus muñecas con las palabras de Corintios 13:8 que dicen “El amor nunca falla” en hebreo. También tiene algunas citas en sus zapatos de baloncesto «Curry One» que tienen «4:13», en referencia a Filipenses 4:13: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».