Para tener misa después de una hermosa caminata por la montaña, para celebrar el 15 de agosto o para honrar a Dios en medio de un campamento scout, no es raro que los sacerdotes celebren la Eucaristía fuera de las iglesias.
Y a veces incluso en lugares singulares: los peregrinos de la Asociación de Camilleros y Enfermos de Île-de-France (ABIIF) asisten a Misa todos los años ¡en el vagón del tren que los lleva a Lourdes!
Discernimiento de los pastores
Escrito para ayudar a la santidad del pueblo de Dios, el Código de Derecho Canónico lo ha previsto todo, o casi.
Sobre esta cuestión, la de la posibilidad de decir Misa fuera de la iglesia, apunta, como suele suceder, al discernimiento de los pastores.
De hecho, estando abierto a otras posibilidades, recuerda que la norma es celebrar en un lugar dedicado a ello:
Una Eucaristía “dignamente celebrada”
Para celebrar misa en la parte trasera de un kayak después de un descenso del río, o en la cima de la cumbre escalada, tendría que haber, por lo tanto, "necesidad".
Si el derecho de la Iglesia queda parco, o vago, es para que se haga lo que sea para el bien de los fieles, de manera que no se les impida celebrar la misa, fuente y cima de la vida cristiana.
Al mismo tiempo, memorial de la pasión y resurrección de Jesús, la Eucaristía debe ser celebrada con dignidad.
Si esta dignidad pasa primero por el lugar elegido para la celebración, requiere también otros elementos para garantizar al cuerpo y a la sangre de Cristo un marco adecuado:
Si el corporal puede parecer anecdótico, el hecho de que la ley estipule su necesidad demuestra que se trata de evitar cualquier ataque material o moral a Jesús realmente presente bajo las especies del pan y del vino.
El kayak inestable y la cumbre alcanzada no parecen por tanto inapropiados.
Una instrucción publicada en 2004 por la Congregación para el Culto Divino, que se ocupa de la liturgia en el Vaticano, añade incluso que es necesario, para decir misa fuera de un "lugar sagrado", la autorización del obispo responsable. Para que pueda "evaluar la necesidad" de tal enfoque.
Entendemos pues, a pesar de la popularidad de las misas al aire libre, que en realidad deberían responder a una emergencia: imposibilidad de asistir a misa en una iglesia en un día en que es obligatorio, necesidad de hacer comulgar a un moribundo,…
En la historia de la Iglesia, ha sido el caso de muchos sacerdotes encarcelados o impedidos de decir misa.
Por Valdemar de Vaux