Si algo nos cuesta a las personas pasionales es rematar las iniciativas. Poner las últimas piedras cuando el entusiasmo inicial se ha evaporado necesita de muchas dosis de fuerza de voluntad.
En este mes de junio, la ciudad de Vigo nos ha enseñado lo importante que es terminar los proyectos. Poner, literalmente, las últimas piedras. Setenta años después de su concepción, la ermita de A Guía ha coronado el diseño ideado por su arquitecto, Gómez Román. Sobre la torre del campanario, se ha instalado la estatua del Sagrado Corazón de Jesús, cambiando por completo el skyline de la ría. Ningún barco perderá de vista al Sagrado Corazón.
Katu Iturbe, residente en Vigo, nos comentaba para Aleteia: “Estoy encantada de que terminen esta obra. Se ve desde toda la ría. La gente que tenemos cariño a la Ermita de A Guía estamos felices. Es un sitio muy querido en Vigo. Esto ha sido el culmen”.
Promesas
Vigo ha puesto la última piedra. Un ejemplo que nos viene muy bien tener presente. Pero creo que, además, puede y debe hacernos recordar las gracias que el mismísimo Señor prometió a Santa Margarita María de Alacoque para las personas que tuviesen devoción a su Sagrado Corazón. Cuando las conozcas, querrías haber sido tú mismo el que hubiera colocado esa última piedra. Te las contamos aquí:
- Daré a las almas consagradas a mi Corazón las gracias necesarias para su estado.
- Daré la paz a sus familias.
- Las consolaré en todas sus aflicciones.
- Seré su amparo seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
- Derramaré abundantes bendiciones sobre sus empresas.
- Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
- Las almas tibias se volverán fervorosas.
- Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
- Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea venerada.
- Daré a los sacerdotes la gracia de remover los corazones insensibles.
- Las personas que propaguen esta devoción, tendrán su nombre escrito en mi Corazón y nunca será borrado de él.
- A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes, prometo que el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final, siéndoles mi Corazón divino su refugio seguro en el último momento.
Una dosis extra de paz en tu familia
Ahora mismo, todos querríamos ser un poco vigueses y sentirnos al amparo de ese Sagrado Corazón que mira a las Islas Cíes. Pero no hace falta estar empadronado en ese ayuntamiento. Sólo con seguir su ejemplo (y no me refiero a poner más luces de Navidad en casa), podremos recibir todas estas promesas. Entronemos al Sagrado Corazón en nuestros hogares. ¿Acaso no quieres su consuelo, no te hace falta una dosis extra de paz en tu familia? ¿Quién no busca bendiciones en las empresas que aborda? ¿No las estás necesitando?
Entronar al Sagrado Corazón en los hogares es una tradición que la sociedad ha ido perdiendo y olvidando poco a poco. Pero ha llegado el momento en que debemos seguir la influencia viguesa: llama a tu sacerdote de cabecera (si no lo tienes, aquí te dejo otra gestión pendiente…), escoge un lugar destacado de tu casa, y que reine en tu hogar el que más te quiere.
¿Tienes miedo de llenar tu casa de imaginería religiosa, y que adquiera el aspecto siniestro que asocias a los establecimientos de lectura de cartas? La nueva imaginería está consiguiendo hacer alegre y luminosa cualquier estancia: la Virgen de la Alegría y la Virgen de Hakuna son buena muestra de ello. Aquí te dejo la imagen de un Sagrado Corazón que podrás entronizar en cualquier rincón destacado de tu casa sin correr el riesgo de adquirir un aire retro.
¿Imitamos a los vigueses entronizando en nuestros hogares al Sagrado Corazón? Y, ¿con respecto a las luces de Navidad…? Why not?