“Estoy desesperada desde la 1:00 de la mañana, cuando alcancé a hablar con mi esposo. Me dijo que se había volteado el patio 8 y hasta el momento no se nada, lo único que me han informado es que hay heridos y fallecidos también por el humo”, expresó en entrevista con el medio local Blu Radio Isabel Cristina Valencia, esposa de un interno de uno de los pabellones de una cárcel que se transformó en noticia en Colombia.
Es que la madrugada del 28 de junio se transformó en sinónimo de alarma y conmoción en el pabellón 8 de la cárcel –calificada de media seguridad- de Tuluá ubicada en Valle del Cauca, suroeste de Colombia. Según informaron otros medios locales como El Colombiano, una riña entre presos derivó en un incendio que terminó con la vida de 52 personas y dejó más de 20 heridos.
Las repercusiones no tardaron y desde el propio Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) se fue actualizando la situación con respecto a una cárcel que alberga a 1267 privados de libertad (en donde aconteció la tragedia había 180 reclusos).
La cercanía de la Iglesia
Desde la Conferencia Episcopal Colombiana (CEC) se emitió un comunicado a través del cual se expresó cercanía con las familias de las víctimas de la tragedia.
“Los obispos, en nombre de los católicos de Colombia, lamentamos la pérdida de estas vidas humanas en circunstancias tan dolorosas y le expresamos a sus familiares nuestra cercanía en este momento que conjuga dos dramas: el primero, la realidad, de por sí triste, de tener un integrante de la familia privado de la libertad; el segundo, la imposibilidad de verlos nuevamente en casa y reintegrados a la sociedad”, se expresó desde la Iglesia.
Por otro lado, también se hizo un llamado a las autoridades con respecto a la situación de los reclusos.
“Por nuestra fe en Jesucristo, estamos convencidos de la posibilidad de rehabilitación de cualquier persona que haya incurrido en algún delito, por grave que este sea. Por tal razón, exhortamos a las autoridades carcelarias de nuestro país a custodiar, acompañar y promover la vida y resocialización de todos los privados de la libertad de nuestro país”, indicaron los obispos.
El obispo de Buga pide solidaridad
Quien también se manifestó fue el obispo de la Diócesis de Buga, monseñor José Roberto Ospina Leongómez, a través del siguiente mensaje:
“Con el corazón partido por la tragedia de la cárcel, quiero unirme a todas las familias, especialmente de los que han perdido a sus seres queridos en este motín, esta tragedia enluta a toda la sociedad colombiana, pero especialmente a nosotros aquí en el valle (…) quiero pedir oraciones a todos ustedes (familiares) orar por el eterno descanso de quienes han fallecido, que el Señor consuele y fortalezca a sus familiares”.
Tras lo sucedido, Ospina Leongómez “animó a la solidaridad de los tulueños pidiendo la ayuda en especie como: frazadas, artículos de aseo personal, sábanas, entre otros”, recordó una nota publicada por la Iglesia de Colombia.
Para esto, la diócesis de Buga dispuso algunos centros de acopio en sitios como la parroquia de San Bartolomé, parroquia de la Medalla Milagrosa, parroquia del Perpetuo Socorro y la casa del mendigo en Buga.
En tanto, también se informó que este obispo iba a estar presidiendo las honras fúnebres de algunos de los internos que murieron durante el incendio.
Mensaje difundido por la Iglesia de Colombia: