En 1958 nacía la Escolanía de la Abadía benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. El Colegio-Escolanía “Santo Domingo de Silos” surgió con el objetivo de contribuir a una mayor solemnidad en las celebraciones litúrgicas de la Basílica del Valle de los Caídos. Desde entonces su labor musical al servicio de la liturgia ha estado inspirada por la secular y fecunda tradición europea, en la cual el aprendizaje de la música se realizaba en las capillas monásticas y catedralicias a través del Canto Coral.
Según se informa en su página (valledeloscaidos.es/escolania/) su repertorio cubre un amplio espectro que va desde la monodia medieval (especialmente el canto gregoriano) hasta la polifonía sacra y profana de diversas épocas de la historia de la música.
Los escolanes cantan diariamente la misa solemne en la Basílica junto a los monjes benedictinos. Es, de hecho, la única Escolanía en el mundo que canta gregoriano a diario durante el curso académico.
A lo largo de sus más de 50 años, la Escolanía ha grabado más de treinta discos e incluso ha obtenido algunos premios internacionales.
Obra propia contra el aborto
Es habitual en este tipo de instituciones que a fin de ciclo lectivo se presente al público el fruto del trabajo realizado. Pues bien, en este caso, el estreno de la Escolanía en ocasión del cierre del curso 2021-2022 tuvo un tono particular, tanto por la génesis de la obra como por su contenido.
Se trata de una canción completamente creada por los escolanes. Algunos de los alumnos son autores de la letra, uno de los más veteranos se encargó de la composición musical y otros estuvieron a cargo de la interpretación.
En lo que se refiere a su contenido, los escolanes han querido dedicar esta canción a “los que no tienen voz”: todos los niños que a diario mueren a causa del aborto. “Un llanto se escucha a lo lejos. Alguien grita, pero nadie escucha…” comienza la obra, haciendo referencia a esta tragedia que ha inundado la cultura contemporánea. “Cantemos por esos pequeños, seamos nosotros su voz” es la exhortación del estribillo de la canción, “recemos, pidamos por ellos, para calmar su dolor.”
Desde el punto de vista melódico, nos encontramos con una obra que entremezcla características propias de canciones contemporáneas con trazos de melodía medieval (especialmente en el puente a mitad de la canción). La rítmica se permite por momentos apelar a compases irregulares (probablemente por exigencia de la letra) y el acompañamiento instrumental consiste principalmente en el piano, luego reforzado con un “colchón” de cuerdas que a la escucha atenta resulta un aporte digno de mención. El último estribillo, finalmente, suena a coro, polifónicamente.
El video con el que se estrenó la pieza está grabado en la Escolanía misma, con ese imponente paisaje y las imágenes de los escolanes interpretando la obra.