Los hermanos trapenses de uno de lo los monasterios más importantes en la historia de España, la Abadía Cisterciense de San Isidro de Dueñas, lanza una apremiante petición de ayuda para poder arreglar el tejado.
Situado en la provincia de Palencia, durante la Edad Media, fue uno de los cenobios más importantes y prósperos de toda la península ibérica.
Su construcción se remonta al siglo VII, pues existe constancia de que estuvo ocupado por monjes visigóticos. En el siglo XII era un monasterio benedictino, más tarde fue priorato del Cluny (también benedictino) y posteriormente perteneció a la Congregación de San Benito de Valladolid, de enorme relevancia en España.
Tras la célebre desamortización de Mendizábal, en 1835, los monjes fueron expulsados. En 1891 se asentó la primera comunidad trapense, y de ahí hasta la actualidad.
El monasterio de san Rafael Arnaiz
Junto con la belleza arquitectónica de sus viejos muros convive otra de mayor profundidad: el recuerdo de san Rafael Arnaiz (1911-1938), considerado uno de los grandes místicos del siglo XX, canonizado en 2009.
La comunidad está formada por 32 miembros. Los restantes se encuentran en diversas misiones; bien en las fundaciones esparcidas en otros países, bien como capellanes en monasterios de monjas, estudiando en Roma, etc. El abanico de edades también es amplio.
Viven de su trabajo
Los monjes viven de lo que ingresan con su trabajo. Una des sus principales actividades es la hospedería, que responde a la invitación que hacía el fundador del monaquismo occidental, san Benito de Nursia (480-547), «A todos los forasteros que se presenten, se les acogerá como a Cristo» (Regla de San Benito - Santa María de Huerta LIII, 1)
Fieles a esta tradición, los monjes prestan su acogida a los que llegan. Los monasterios son lugares santos no solo para quienes participan de la misma fe, sino para todas las personas de buena voluntad. La hospitalidad vivida con espíritu de fe es una fuente de gracia tanto para el huésped como para la comunidad.
Además de la hospedería, tienen una granja de vacas frisonas, que se ordeñan dos veces al día, y cumplen con todos los controles del Ministerio de Sanidad.
La leche se pasteriza y se envasa en bolsas de polietileno cada mañana, para vender al comercio, enviando el resto a una empresa elaboradora de quesos.
El problema de las goteras
El Hermano Carlos, lleva 21 años en el monasterio y explica a Aleteia la difícil situación debido a la crisis económica actual.
Al tener menos trabajo, los ingresos han bajado, por lo que los hermanos trapenses no pueden terminar las obras del tejado.
Una de las partes dañadas por las goteras es el techo del Escritorio de la comunidad, donde se reúnen cada día los monjes para leer la lectio divina (la meditación orante de la Palabra de Dios).
Estas goteras son consecuencia del tejado de tejas. Las inclemencias del tiempo las han movido dejando entrar el agua.
Otra de las estancias dañadas por las goteras es la zona del Archivo, un archivo de cientos años que se vería convertido en papel mojado, perdiendo escritos de gran valor si no ayudamos a estos monjes a arreglar el tejado.
Ayudando a estos monjes participamos en el cuidado de nuestro patrimonio histórico y, sobre todo, espiritual.
Es posible ayudar a los hermanos trapenses a reparar su tejado enviando un donativo a través de la página web de la Fundación DeClausura. En el comentario, puede especificar que la ayuda está destinada a la Abadía de San Isidro de Dueñas