Hay tantos consejos para padres que a menudo pueden resultar abrumadores. ¿Qué pasaría si te concentraras en una pequeña cosa únicamente y luego evaluaras si se notó diferencia o no?
Eso es exactamente lo que hizo una madre recientemente, y eligió abrazar a sus hijos. Intentó dar a cada uno de sus cinco hijos 12 abrazos por día, basándose en un desafío planteado por la Dra. Laura Markham, autora de Peaceful Parent, Happy Kids.
Markham pudo haber recogido la idea de la renombrada terapeuta familiar Virginia Satir, quien una vez dijo:
Eso puede parecer excesivo, especialmente si no tiendes a ser muy cariñoso por naturaleza. Pero la investigación ha demostrado que los abrazos y el contacto físico son extremadamente beneficiosos tanto para adultos como para niños: aumentan los niveles de oxitocina, fortalecen el sistema inmunológico, aumentan los sentimientos de autoestima y pertenencia, y promueven una conexión más profunda.
Doce abrazos al día para cada niño pueden ser factibles con un niño, pero con muchos niños puede ser un poco difícil darlos todos. Erin, la mamá, en este video explica cómo hizo que funcionara (¡o no!) con sus cinco, y lo que aprendió como madre.
Hacer un mundo mejor comenzando por la familia
En su horizonte está hacer un mundo mejor, con "menos violencia, menos heridas y menos injusticias", dice. Es consciente de que su círculo de influencia comienza con su familia, así que por eso comenzó a leer libros de consejos. Pero al verse desbordada por una larga lista de propuestas, decidió "comenzar por una". Así desarrolló el reto de los 12 abrazos con sus hijos:
"Haciendo la multiplicación de 12 abrazos por 5 niños, eso resulta...¡60 abrazos!", se sorprendía la misma Erin. "Entonces me pregunté a mí misma: '¿seré capaz?'", explica.
Pero antes aclara qué entendemos por abrazo: "Cualquier forma de afecto físico o cercanía", así lo define.
Mejor será ver escenas que la misma Erin grabó. Es importante saber que ella llegó a la conclusión de que lo importante no es el número de abrazos sino saber que sus hijos estuvieran desde entonces más conectados a ella y se sintieran más amados, cada uno a su modo, según su temperamento y sus necesidades afectivas o de edad.
"Conocer sus corazones -concluye- es siempre lo mejor del reto".