Se celebró en la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid un acto homenaje a las víctimas del coronavirus. Un encuentro que fue encabezado por el Rey de España Felipe VI.
En su intervención describió el acto como "el homenaje sentido y emocionado de una Nación que nunca olvidará a las víctimas de la pandemia". "Sentimos juntos el miedo, la frustración y la tristeza", añadía el Rey: "Aunque también la solidaridad, admiración y gratitud por todas las personas que atendían las necesidades básicas y urgentes de los demás".
"El mundo entero detuvo su paso para atender a algo que se expandía muy rápidamente y que, a pesar de todos los esfuerzos, dejaba tras de sí enfermedad, soledad y dolor”, expresaba Felipe VI mostrando que "siempre conservaremos como un legado aquellos tiempos difíciles y a quienes hoy no están con nosotros", "Honraremos la generosidad y la valentía de los que arriesgaron la vida para salar las de los demás”, finalizaba.
Al acto acudieron representantes de la autoridades civiles, de los partidos políticos (exceptuando VOX) y de algunas comunidades autónomas.
Felipe VI entregó 4 de las 37 cruces del Mérito del Orden Civil que se imponen este viernes a familiares de profesionales fallecidos y el acto finalizó con la interpretación de "Lucha de gigantes" por Alice Wonder.
Un acto laicista y sin espacio para lo religioso
Desde su origen, el acto homenaje a las víctimas del coronavirus se ha convertido en una ceremonia aconfesional sin contenido religioso. De alguna manera, lo que se produce es la eliminación de lo espiritual de la vida pública.
Somos muchos los que pensamos que es imposible dividir, olvidar o eliminar lo religioso, lo espiritual, lo trascendente de nuestras vidas (privada y pública). Nos unimos a este necesario y merecido homenaje con lo más importante que tenemos, la oración, y animamos a que todo el que lo desee se una a ella:
Oración por los fallecidos por el Covid-19
Dios de los espíritus y de toda carne,
que has pisoteado a la muerte, que has reducido al diablo a la nada
y has dado tu vida al mundo;
da Tú mismo, Señor, a las almas de tus servidores fallecidos por el Covid-19,
el reposo en un lugar luminoso, verde y fresco,
lejos del sufrimiento, el dolor y los lamentos.
Que el Dios bueno y misericordioso les perdone todos sus pecados
cometidos de palabra, obra y pensamiento.
Porque no hay ser humano que viva y no peque;
solo Tú eres sin pecado, tu justicia es justicia para siempre
y tu palabra es verdad.
Oh Cristo nuestro Dios, ya que eres la Resurrección,
la vida y el reposo de tus servidores fallecidos por Covid-19,
te damos gracias, junto a tu Padre no creado y tu Espíritu Santísimo,
bueno y vivificante, hoy y por los siglos de los siglos. Amén.
Que descansen en paz. Amén.