Monseñor Carlo Castillo, arzobispo de Lima nacido el 28 de febrero de 1950, es autor de varios libros y artículos de carácter teológico (ver biografía aquí). En el mes de mayo trascendió una magnífica dedicatoria a las madres en Perú en su día.
Sin embargo, en las últimas horas, Castillo volvió a protagonizar un exquisito texto, una oración por Perú con motivo de las fiestas patrias del 28 y 29 de julio.
La obra de Castillo, publicada en la web del Arzobispado de Lima, se leerá en las parroquias de Lima y hace énfasis en aquello de la «unidad en la diversidad nacional».
«Danos, Padre, sabiduría, para que aprendamos a generar, en todo nivel, dirigentes prudentes y responsables, respetuosos de los derechos de todos, especialmente de los postergados. Que el Perú crezca en prudencia y calidad, para forjar una sólida unidad en la diversidad nacional», señala específicamente en uno de los pasajes de la oración.
La propuesta de Castillo surge en medio de un contexto desfavorable para Perú, país de América Latina inmerso desde hace meses en una crisis política que tiene al presidente Pedro Castillo en la mira (la famosa figura de moción de vacancia presidencial), además de complejidades vinculadas a actos de corrupción, entre otros aspectos.
Pero también sucede en un país que sigue sintiendo el impacto de la pandemia del coronavirus (más de 200.000 fallecidos) y con la amenaza del avance de la viruela del mono (ya se convirtió en el país de la región con la mayor tasa de esta enfermedad).
«Nosotros, los sobrevivientes de esta tragedia, te pedimos aún fuerzas, ánimo e inspiración para no abandonarte, ni como víctima, ni como samaritanos», dice Castillo, oración acompañada por un video con imágenes que describen la situación de Perú.
A continuación la oración por Perú hecha por Castillo:
Oración por el Perú
Padre bueno, en este primer año después de la Pandemia,
te encomendamos nuestro Perú.
Aunque las secuelas y los peligros no han terminado,
te agradecemos haber estado muy cerca de nosotros:
-En el ánimo, iniciativas, e imaginación con que superamos
los durísimos momentos que pasamos.
-En todas nuestras víctimas que llevamos en el corazón.
-En todos y todas los que los cuidaron a ellos, a nosotros, sobrevivientes.
Te agradecemos su ejemplo, que nos inspira
para renovar nuestro ser peruanos.
Tú te apareciste en ellos:
-En las víctimas con quienes siempre te identificas desde la cruz.
-Y en los samaritanos y samaritanas que nos ayudaron como tus testigos.
Nosotros, los sobrevivientes de esta tragedia,
te pedimos aún fuerzas, ánimo e inspiración para no abandonarte,
ni como víctima, ni como samaritanos.
Te pedimos que el don gratuito de tu amor, que no abandona,
vuelva a transparentarse en nosotros los cristianos
y en todos los peruanos. Ya lo hiciste:
-En las mujeres ollas comunes.
-En los empresarios y amigos que compartieron oxígeno y alimento.
-En los jóvenes que buscan aún educación para una patria mejor.
-En los pueblos amazónicos y en los pueblos rivereños de ríos y mares
que luchan por revertir el daño ecológico.
-En todo peruano que espera una Patria unida.
Danos el milagro de nuestra conversión personal y social.
Sabemos que nuestro Perú sufre grandes peligros
en medio de una crisis global: la enfermedad, el hambre,
la falta de trabajo, la destrucción ecológica, el crecimiento de la pobreza,
pero, también, la desesperación, la ambición desmedida,
la corrupción, la delincuencia, las mafias y la crisis global.
Tú sabes, Padre, que pasamos por el momento más difícil.
Ante tantos graves problemas,
estamos con una dirección muy deficiente.
Ya estamos caminando sin rumbo, porque el interés parcial
se impone sobre el bien común de nuestro país,
como si nuestro sufrimiento fuera el de un grupo más.
Te pedimos inspires fortaleza
en las entrañas humanas del Perú y de la Iglesia, para que,
quien dirija, sea sensible al sufrimiento de los últimos,
fiel a la exigencia de su misión, renuncie a su propio interés,
y tenga verdaderas cualidades y calificación para dirigir.
Danos fuerzas para impedir la indiferencia e improvisación
ante el sufrimiento general del Perú «Lázaro».
Padre, renueva el don del Espíritu de Jesús
para que venga al Perú tu Reino gratuito de amor.
Sabemos que Él nos levantará otra vez, fortaleciendo nuestros lazos fraternos
y nuestras organizaciones de base.
Sabemos que nos darás los líderes adecuados,
y nos quitarás todos aquellos que nos manipulan y se sirven de nosotros.
Danos, Padre, sabiduría, para que aprendamos a generar, en todo nivel,
dirigentes prudentes y responsables, respetuosos de los derechos de todos, especialmente de los postergados.
Que el Perú crezca en prudencia y calidad,
para forjar una sólida unidad en la diversidad nacional.
Y haz que los cristianos, especialmente los católicos,
vivamos de escuchar y obedecer a tu Palabra,
siendo discípulos misioneros hasta en los más alejados rincones;
al clamor de los que sufren y buscan con esperanza.
Que unidos, creyentes y no creyentes,
sintamos el correr por nuestras venas del Espíritu de tu Hijo Jesús,
el Señor de los Milagros, que vive y reina por siempre,
y también en el Perú.
Amén