Cada mes de noviembre, un poquito antes o un poquito después del Día de Muertos, buena parte de nuestro jardín en la ciudad de Querétaro, centro de México, se llena de un sutil aleteo de colores naranja y negro.
Las pequeñas de la familia –Valentina y Carlota—suelen ser las que “primero” las descubren. Es de un momento a otro cuando comienzan a llegar. Vienen de su viaje anual de 4,000 kilómetros. Van a su santuario en el Estado de Michoacán, al occidente de México.
Es un espectáculo maravilloso verlas revolotear cerca de los árboles del jardín. Parecen felices. Vienen desde Canadá y el norte de Estados Unidos. Su nombre científico es Danaus plexippus plexippus, pero en México se le conoce como mariposas monarca.
Los motivos del viaje
Esta mariposa migratoria viene hasta los límites de los estados de Michoacán y de México para reproducirse cada año con una constancia que demuestra la belleza y el orden de la Creación.
Sin embargo, como sucede con otras miles de especies en el mundo actual, su supervivencia y sus hábitos reproductivos podrían verse no solamente alterados, sino estarían en peligro de volverse un recuerdo del pasado.
Al menos es lo que ha advertido recientemente la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UCIN) al incorporar a la mariposa monarca en la Lista Roja de Especies Amenazadas. Cierto que no la ha puesto en la categoría de “peligro crítico”, pero sí en la categoría de “peligro” debido a la actividad humana.
Migración no forzada
Según lo reconoce la UCIN, capítulo México, la migración de estos pequeños insectos, de medio gramo de peso, comprende gran parte de Norteamérica y es un fenómeno maravilloso y muy complejo.
“Es una de las migraciones más largas y numerosas en el mundo de los insectos y además, la generación migratoria (los mismos individuos) hace el recorrido de ida y vuelta. Y a diferencia de las migraciones de aves, tortugas y ballenas, las mariposas monarca nunca antes han estado en sus sitios de hibernación”, escribe en su sitio web la UCIN.
Pero no todo queda en el fenomenal espectáculo de su camino. La Monarca tiene una importante función ecológica pues en su etapa adulta se alimenta de néctar por lo que se convierte en un importante polinizador y a través de su migración mueven el polen de las plantas con flores, promoviendo así la diversidad genética de las plantas”.
Peligro latente
Según la UCIN, la población de la mariposa monarca se ha reducido sustantivamente en los últimos diez años. Imposible hacer los cálculos, pero los científicos creen que la disminución poblacional de este insecto oscila entre 22 y 72 por ciento.
Una de las causas de la reducción tan significativa es la tala inmoderada para generar espacios para la agricultura o la expansión de las ciudades, mientras que en estados como el de Michoacán, es frecuente la tala ilegal que conduce a la deforestación y a la destrucción de áreas de invernada de las mariposas.
Además de esto las monarcas están amenazadas por el uso de pesticidas y herbicidas, las sequías y los incendios forestales, así como por el calentamiento global y el cambio climático que éste provoca y que las empuja a variar sus tiempos migratorios.
Todo eso se suma para que en el futuro inmediato ni Valentina ni Carlota, ni miles de niños en México puedan conocer una de las maravillas y de los misterios de la Creación como lo es la mariposa monarca, la dueña de los colores que se impusieron en el mundo después de la película “Coco”.