Ha sido el día de mi patrona, y no lo he celebrado como se merece. El 29 de julio es Santa Marta, patrona de las amas de casa, de los cocineros, y de todo el sector de la hostelería. Y, salvo que tengas una Marta en casa, es un día que pasa sin pena ni gloria. Creo firmemente que existe un paralelismo entre lo poco que se celebra esta fiesta, y lo poco que se valoran estas tareas.
Desde Aleteia, quiero ayudar a que esta fecha cobre el auge que se merece, a que entre todos consigamos que alcance la notoriedad y la popularidad con que se festejan San Valentín o San Patricio, santos que han tenido mejores campañas de marketing. Y así, nos daremos cuenta de que una casa no se transforma en un hogar hasta que alguien decide ocupar el lugar de Santa Marta, hasta que alguien se encarga del confort de la familia en y con todos los sentidos, hasta que alguien se asegura de que notes el calor de hogar cuando llegas a casa.
Un trabajo interminable, porque una casa siempre pide más (nunca lo puedes dar por acabado), inalcanzable (siempre puede estar mejor), e inmediatamente perecedero: ¿cuánto puede durar en la mesa un plato que ha necesitado cuatro horas de cocción? O, ¿cuánto tardan las micropartículas de polvo en reaparecer después de pasar el paño? Y, sin embargo, no se aprecia el esfuerzo que requieren todas estas tareas de una insignificancia trascendental, día tras día. Se dan por hechas… hasta que faltan.
Ahora que todos hablan de...
Creo que ahora que está de moda el orden, la restauración, y la decoración de interiores, tenemos que aprovechar el tirón, y potenciar el 29 de julio honrando a Santa Marta como se merece: ejemplo de darse sin medida, de calcular raciones de comida, de mantener la ropa limpia (yo la he imaginado siempre ahuecando los cojines del sofá), de acelerarse cuando aparecen invitados por sorpresa… Y también puedes aprovechar esta fecha para valorar a la persona que tiene el rol de Santa Marta en tu vida.
¿Tú eres quien hace de santa Marta en casa?
A lo mejor eres tú la que hace de Santa Marta para los tuyos. Si es así, ¡enhorabuena! Aunque a veces sientas que no se te valora, aunque no tengas una compensación económica tangible, ni vacaciones, aunque… ¡Enhorabuena! Porque, cuando imitas a Santa Marta, ofreces a Jesús la oportunidad de ir a descansar a tu casa, como lo hacía en la de ella. Era en Betania, adonde llegaba para descansar después de jornadas maratonianas llenas de sermones, de atención a miles de personas, de largas caminatas. Era el hogar que siempre le acogía y donde se sentía querido.
Cuando te asfixie la ingente cantidad de horas que requieren las tareas del hogar, recuerda la frase del Señor: "Cuanto hicistéis a uno de estos hermanos, a mí me lo hicistéis". Cuando le pones una cerveza fresquita a un invitado, o un té a tu mujer, o el colacao a tu hijo…, se lo estás poniendo a Él. Cuando aparece un invitado por sorpresa, abres unas latas, y descorchas los oídos para que esa persona se desahogue, con Él lo estás haciendo. Seamos conscientes de todo ello para aprovechar las oportunidades que surjan de imitar a Santa Marta, acogiendo al Señor a través de las personas que nos rodean. Y así, las trescientas tareas de cada día, anodinas, repetitivas y ordinarias, como pelar patatas, limpiar inodoros, o doblar sábanas bajeras, se convierten en actividades extraordinarias.
Que la casa sea el lugar favorito
Pidamos la intercesión de Santa Marta cuando las celebraciones, los invitados, la casa con todas sus ilimitadas tareas, nos abrumen. Ella, sonriendo, nos recordará lo que le dijo el Señor en su momento: "Una sola cosa es importante…". Y no es la lavadora, ni el punto de la carne. La oración transforma los hogares, pintando las paredes con el mismo color que tenían las de Betania, y el rosario traslada su bonus odor Christi (el buen olor de Cristo) de una forma inapreciable, pero inconfundible.
Si el Señor encuentra descanso, si se siente querido en tu casa, si tu hogar pasa a ser uno de sus lugares favoritos, que no te quede ninguna duda de que os ayudará como ayudó de forma extraordinaria a la familia de Lázaro. ¿Celebramos como se merece el próximo 29 de julio, día de Santa Marta? Why not?