La figura de San Óscar Arnulfo Romero está creciendo, cada día, en El Salvador, en Centroamérica y en toda la región latinoamericana. A medida que su palabra profética se extiende en todos los rincones del "continente de la esperanza", la veneración de este obispo mártir, asesinado por odio a la fe el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba una Misa, se ha vuelto un signo del catolicismo con rostro de la pobreza.
Desde 2017, año del centenario de su nacimiento, se realiza en El Salvador una peregrinación que va de la capital San Salvador (donde fue obispo monseñor Romero) a su ciudad natal, Ciudad Barrios, en el departamento de San Miguel. Son 157 kilómetros en los que cientos de peregrinos recuerdan que San Romero y los mártires salvadoreños, son la esperanza del pueblo fiel del país centroamericano y de toda la región.
En dos días, que concluyeron ayer, el catolicismo salvadoreño recuerdó con renovado fervor –a 42 años de su asesinato—a una de las figuras centrales de la lucha de la Iglesia latinoamericana por la defensa de los descartados y en contra del poder económico y político. Romero fue y es la voz de los sin voz en la región más desigual del mundo.
El camino de un mártir
Las últimas palabras de monseñor Romero son, al mismo tiempo, una luz y un llamado a la entrega de Cristo y de todos aquellos que se dicen sus seguidores:
Tras invitar a orar a quienes asistían a la Eucaristía, sonaron los balazos que le quitaron la vida. El odio – atribuido por la Comisión de la Verdad como autor intelectual al Mayor Roberto D’Abuisson miembro retirado del ejército y fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) – pudo segar su vida corporal; pero su testimonio ha hecho que la sangre derramada de los mártires concite a miles de católicos y no católicos en "el camino de San Romero".
Esperanza para El Salvador
Un “camino” que comenzó el pasado 2 de agosto a las cinco de la mañana con la Misa de envío desde la Catedral Metropolitana de San Salvador. Y concluyó ayer, 3 de agosto, en la parroquia de Ciudad Barrios, San Miguel, con la oración por San Romero y por los mártires salvadoreños; para que intercedan por el país y por una región larvada por la pobreza, la violencia, las pandillas y la migración.
El lema para este año 2022 fue "San Romero y los Mártires Esperanza de nuestro pueblo"; destacando la esperanza que da al pueblo salvadoreño San Oscar Romero, y los beatos Cosme Spessotto, Rutilio Grande, Nelson Rutilio Lemus, Manuel Solórzano; y los demás mártires de un país que sufrió cerca de doce años de guerra civil (1989-1992) y que aún no termina de restañar sus heridas.
El sacerdote Santos Belisario Hernández, uno de los miembros del comité organizador de dio la esencia de esta peregrinación que solamente fue suspendida por la pandemia: