El año pasado los mexicanos que trabajan en Estados Unidos enviaron cerca de 52,000 millones de dólares en remesas a sus familias en México. Este ingreso es ya uno de los tres ingresos más fuertes que recibe la economía mexicana; por encima del turismo o de la inversión extranjera directa.
Las remesas representaron 4 % del Producto Interno Bruto de México; con la salvedad de que se trata de una generación de riqueza que proviene de Estados Unidos y depende del país del Norte. Y no de las condiciones propias de la economía o de la política de inversión mexicanas.
Aproximadamente dos millones de familias del país, muchas de ellas situadas en estados tan pobres como Oaxaca, Guerrero o Chiapas, viven de lo que mandan sus familiares desde "el otro lado" de la frontera norte del país. Ello provoca que miles de jóvenes y adultos abandonan cada año sus hogares y traten de cruzar a Estados Unidos.
De nuevo la migración tiene rostro mexicano
Las condiciones salariales de México con su socio comercial número uno, Estados Unidos, son asimétricas. Mientras el salario mínimo en México es el equivalente a 9 dólares por jornada de 8 horas, el salario mínimo por hora de trabajo en Estados Unidos alcanza los 14 dólares (aunque a los trabajadores ilegales se les paga menos).
A las condiciones salariales acompaña la inundación de películas, canales y series televisivas que, por lo menos desde la década de los sesenta del siglo pasado, han hecho que el american dream of life, conocido como "sueño americano" se popularice y se vuelva una aspiración de jóvenes que no ven futuro en su tierra.
Después de haber descendido en la última década, los mexicanos están volviendo a migrar a Estados Unidos. En los primeros cinco meses de este 2022, del total de los migrantes detenidos por la patrulla fronteriza estadounidense (1.725.000 personas), el 37% son ciudadanos procedentes de México.
De acuerdo con cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, entre enero y mayo fueron detenidos 379.206 migrantes de origen mexicano; mientras que los originarios del llamado Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala) fueron 210.876. De nueva cuenta, la migración a Estados Unidos tiene rostro mexicano.
Peligros de muerte
Pero la migración de mexicanos al norte puede resultar un camino de muerte. Según cifras de la Secretaría (ministerio) de Relaciones Exteriores – cifras oficiales que, seguramente, no contemplan el número real –; de 2004 a 2022 han muerto 6.480 migrantes en el intento por llegar a Estados Unidos, la mayor parte por deshidratación o ahogamiento.
Casi una cuarta parte del total de fallecimientos de migrantes mexicanos tuvo lugar durante los primeros tres años que lleva la actual administración federal. La gran mayoría de los fallecidos ya sea en el desierto, ahogados o picados por animales, que se han encontrado y de los que se ha dado noticia, son varones; lo que da idea de que van a buscar sustento para su familia.
El año 2021 ha sido el año que más muertes de mexicanos se han registrado en el intento por "irse de mojados" (en alusión a pasar el Río Bravo) con 719 personas migrantes fallecidas. Un triste "récord" que ostentaba el año 2005, con 461 muertes buscando lograr internarse al país vecino, aunque siempre se repite el rango de edad de quienes fallecen: de 18 a 25 años.
El Estado de la Unión Americana que reportan los consulados de México que mayor número de migrantes han muerto es Arizona, seguido por Texas, California y Nuevo México. Y en las ciudades donde se han registrado más muertes están encabezadas por Tucson (Arizona), seguida por las texanas McAllen y Laredo y la californiana Calexico.
Mensaje vigente
Los obispos de Estados Unidos y de México en la frontera emitieron un mensaje en abril de 2021 que sigue siendo vigente. En él dijeron que diariamente son “testigos del drama que enfrentan nuestras hermanas y hermanos migrantes”. No es “la indiferencia hacia su patria o la búsqueda de prosperidad económica· lo que los obliga a emigrar: es la pobreza.
Más adelante, los obispos dejaron en claro que "desafíos como estos requieren soluciones humanitarias. Sin duda, las naciones tienen derecho a mantener sus fronteras (…) Al mismo tiempo, todas las naciones comparten la responsabilidad de preservar la vida humana y proporcionar una inmigración segura, ordenada y humana, incluido el derecho de asilo".
Y renovaron un llamado a ambos gobiernos, a los líderes políticos y a la sociedad civil "para que trabajen juntos a fin de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes de acuerdo con su dignidad intrínseca, y a trabajar con otros países para eliminar las causas que obligan a una migración peligrosa e irregular, procurando soluciones a largo plazo".
Soluciones que no llegan, migrantes mexicanos que mueren.