La fe no es "un medio de bienestar individual, que nos hace eludir los desafíos de la vida", ni una "canción de cuna que nos adormece". Son las palabras del Papa Francisco durante el Ángelus, que presidió en la Plaza de San Pedro, el 14 de agosto de 2022.
Meditando el Evangelio del día, donde Jesús anuncia que ha venido "a traer fuego a la tierra", el Papa explicó que la Palabra de Dios "no deja las cosas como están, sino que provoca el cambio e invita a la conversión".
El Evangelio, añadió, "quema los viejos equilibrios de la vida, nos desafía a salir del individualismo, a superar el egoísmo".
Ni produce "falsa paz íntima" para los católicos, ni "religiosidad reducida a prácticas exteriores", insistió el pontífice. Y citando al cardenal francés Henri de Lubac (1896-1991) subrayó que la fe en Dios "nos serena […] no para darnos una ilusión paralizante o una gozosa satisfacción, sino para permitirnos actuar".
El Papa lanzó a los presentes, y a quienes siguen el rezo del Ángelus a través de los medios de comunicación, una serie de preguntas. "¿Soy un apasionado del Evangelio? ¿Lo leo a menudo? ¿Lo tengo a mano? […] En nuestras comunidades, ¿arde el fuego del Espíritu, la pasión por la oración y la caridad, la alegría de la fe? ¿O nos dejamos llevar por el cansancio y la costumbre, el rostro apagado y el lamento y los chismes cotidianos en los labios?".
El Papa Francisco quiso recordar también que hoy se cumplen los 20 años de la solemne consagración del mundo a la Divina Misericordia, por parte de Juan Pablo II. Hizo también un fuerte llamamiento a la solidaridad con los millones de afectados por la sequía en Somalia y países vecinos.