Loja, curiosamente también conocida como Inmaculada Concepción de Loja, es una ciudad de Ecuador con fuerte vínculo con la Virgen del Cisne, una advocación sinónimo de peregrinación en América Latina.
Luego de dos años de suspensiones por la pandemia, Loja volvió a vibrar con la gran fiesta de la fe que representa la presencia de devotos y turistas que llenan de colorido la ciudad para abrazar a «La Churonita».
Es que, según afirman hasta medios locales como El Comercio, «con la imagen de la Virgen del Cisne en Loja todo cambia». Desde el redoblamiento de esfuerzos de parte de la municipalidad para la limpieza, hasta el control de ventas en parques y organización de diversos espacios.
Por ejemplo, también se indica, que la mañana del domingo 21 de agosto, luego de la llegada de la imagen de la Virgen a la catedral, «se registró una mayor presencia de turistas recorriendo la ciudad y devotos ingresando al templo».
Más actividades
La Virgen del Cisne permanecerá en Loja hasta el próximo 1 de noviembre y durante ese tiempo la catedral permanecerá abierta desde las 06.00 hasta las 20.00 horas. También habrá misas de manera frecuente de lunes a domingo e incluso algunas iban a ser transmitidas en vivo a través de diversas plataformas virtuales.
Pero la ciudad de Loja también se adapta a los cambios y lo influencia de la presencia de la Virgen a través de diversas propuestas gastronómicas, presentaciones artísticas, deportes extremos, recorridos, además de la participación de danzas folclóricas y caribeñas, tal cual añade El Comercio.
Sin dudas la posibilidad del reencuentro caló hondo y la Virgen del Cisne volvió a cambiarle la «cara» a Loja, lugar que tienen unas 5.000 plazas de hospedaje, aspectos que son confirmados por personas como Frans Obaco, presidente de la Cámara de Turismo de Loja. Según él, prosigue El Comercio, «La Churonita» atrae a turistas, dinamiza el comercio y aumenta la demanda de servicios.
Una devoción con más de cuatro siglos
El nombre de esta advocación se debe gracias a la denominada «Orden de los Caballeros del Cisne», con origen en Europa, que solía construir iglesias en las cimas de las montañas en honor a la Virgen. Tutelados por los franciscanos, estos sacerdotes estuvieron vinculados a la fundación de Loja.
Se trata de una devoción con cuatro siglos de historia. Las versiones en cuanto a su origen son variadas, indica en su sitio web la propia Basílica de El Cisne.
Una de ellas tiene que ver con una aparición de la Virgen luego de una hambruna que asolaba a la región debido a una intensa sequía cuando sus habitantes habían decidido abandonar el lugar. Debido a esto, la versión indica que la Virgen pidió que se quedaran en el lugar y que su deseo era que allí se construyera una iglesia.
Con el correr de los años la devoción fue aumentando. Los indígenas levantaron un santuario en el lugar y recién en 1934 fue el construido el que se mantiene hasta estos días. Incluso, un decreto del año 1826 a manos de Simón Bolívar permitió establecer una visita de la Virgen a la ciudad de Loja, además de una feria anual para su veneración.
Es por todo esto que esta imagen seguirá cautivando los corazones de los ecuatorianos. Sin dudas, una tradición de muchos años y también polo de atracción para muchos otros que vienen de lejos, siendo la caminata de más de 70 kilómetros durante tres días. Sin dudas una de las peregrinaciones más famosas de la región.