El papa Francisco hizo hoy un llamamiento a sus "coetáneos", las personas mayores, los abuelos y abuelas, para que esperen la muerte con esperanza, comparándola con una "fiesta", pues, aseguró, "lo mejor de la vida está por venir".
"Pero somos viejos, ¿qué más hay que ver? Lo mejor', 'Esperemos, esperemos esa plenitud de vida que nos espera a todos, cuando el Señor nos llame'.", expresó el Papa de 85 años que llegó en silla de ruedas a la audiencia general del miércoles, 24 de agosto, y que tuvo lugar a las 9:00 horas en el Aula Pablo VI.
A continuación, indicó que mantener una sana expectativa cristiana sobre la muerte, significa no vivir esa "espera anestesiada", dado que "no es una espera aburrida, no, es una espera con inquietud".
“Nuestra vida es como una semilla que debe ser enterrada para que nazca y pueda dar fruto. […]Pero Jesús nos espera con amor, nos prepara un lugar a la mesa en su Reino, del cual disfrutaremos al pasar a la otra vida”.
La muerte es una fiesta
El Papa recordó que Jesús, cuando habla del Reino de Dios, lo describe como un banquete de bodas, como una fiesta con los amigos. Por eso, ha pedido "tomar en serio las palabras evangélicas sobre el Reino".
Además instó a gozar en vida del amor que "pone en sintonía con el destino inaudito de la vida que sembramos".
"En nuestra vejez, queridas y queridos coetáneos, la importancia de tantos "detalles" de los que se constituye la vida - una caricia, una sonrisa, un gesto, un trabajo apreciado, una sorpresa inesperada, una alegría acogedora, un vínculo fiel - se hace más grave".
Los viejos deberían ser luz para los otros
En este sentido, el Papa predicó sobre lo esencial de la vida, antes de la despedida, pues "los viejos deberían ser luz para los otros". De ahí, "esta sabiduría de la vejez es el lugar de nuestra gestación, que ilumina la vida de los niños, de los jóvenes, de los mayores, de toda la comunidad".
"Toda nuestra vida aparece como una semilla que deberá ser enterrada para que nazca su flor y su fruto", agregó.
"Nacerá, junto con todo el mundo. No sin dolores, no sin dolor, pero nacerá (cf. Jn 16,21-23). Y la vida del cuerpo resucitado será cien y mil veces más viva que la que probamos en esta tierra (cf. Mc 10,28-31)".
El banquete después de la muerte
Del otro lado de la orilla, Jesús nos espera con un banquete. El Papa dice a los abuelos y abuelas que el Señor resucitado, "no por casualidad, mientras espera a los Apóstoles a la orilla del lago, asa el pescado (cf. Jn 21,9) y luego se lo ofrece. Este gesto de amor atento nos hace intuir lo que nos espera mientras pasamos a la otra orilla".
"¿Cuándo vendrá mi Señor? ¿Cuándo podré ir allí? Un poco de miedo porque este pasaje no sé lo que significa y pasar por esa puerta da un poco de miedo, pero siempre está la mano del Señor que te hace avanzar y cuando pasas la puerta hay celebración. Estemos atentos, queridos ancianos y ancianas, queridas ancianas, estemos atentos, Él nos espera, sólo un pasaje y luego la fiesta".
En su discurso, el Papa, ha continuando su catequesis sobre la vejez, centra su meditación en el tema: Los dolores de la creación. La historia de la criatura como misterio de gestación.
La Audiencia General concluyó con el rezo del Pater Noster y la Bendición Apostólica.