Se me ocurren pocos cineastas españoles cuyas películas provoquen, al mismo tiempo, tantos sentimientos encontrados, tantas luces y sombras que condicionan nuestro punto de vista cuando salimos de verlas.
Con los largometrajes dirigidos por Santiago Segura suele suceder así. Tienen muchos defensores y muchos detractores, y también quienes no saben por qué lado decidirse porque les encuentran tantas virtudes como defectos.
A mediados de julio se estrenó en cines de España la tercera parte de su saga cómica familiar Padre no hay más que uno. Los tres filmes (suponemos que habrá más) han roto récords de audiencia y de taquilla; y con ellos, Segura ha logrado que también los niños se interesen por su filmografía tras años de ganarse al público adulto con otra saga interminable, la de Torrente.
A estas alturas, Padre no hay más que uno 3 se consolida como el mejor estreno de una película española desde 2016, según indican en la revista Fotogramas; ya es la más taquillera del año en cuanto a producción española; y ha superado en espectadores a sus dos predecesoras.
La saga de Padre no hay más que uno, cuya primera entrega en realidad es un remake de la argentina Mamá se fue de viaje, favorece la taquilla y ayuda al cine español como ninguna otra; pero a costa de tramas frívolas, y gags y situaciones que no ofrecen mucha más miga aparte de lo que vemos en sus trailers.
Pros y contras de una saga
Son películas que conquistan a los niños, pero que me temo que los padres y las madres las vemos con una ceja alzada. Tienen la virtud de seguir la senda que inició Fernando Palacios con La gran familia y La familia y uno más; y que continuara Pedro Masó con La familia, bien, gracias y La familia… 30 años después. Pero carecen de su encanto y de su toque añejo y entrañable o eso nos parecía cuando las veíamos, de pequeños, junto a nuestras propias familias, en aquella sobremesas con sólo dos canales de televisión.
También incluyen guiños y homenajes a comedias norteamericanas como Las locas peripecias de un señor mamá, que protagonizó Michael Keaton en los 80. No dejan de ser una loa al ámbito familiar, un homenaje cargado de ironías, pero al mismo tiempo están saturadas de tópicos que a veces abochornan al espectador adulto. Se intentan ver con empatía y se olvidan a los cinco minutos. Sensación similar nos causaba Torrente: más de lo mismo, aunque con nuevos y divertidos gags. Algo que se agradece mucho, no obstante, es la inclusión de cameos de rostros famosos.
Pensemos en el cine cómico familiar que ruedan a menudo en Estados Unidos: ahí encontramos películas como la saga de “Los padres de ella”, “Padres por desigual” y su secuela o “Quiénes son los Miller”, por citar unas pocas.
En estas historias de lazos de sangre y equívocos a mansalva se juega con el ámbito familiar añadiéndole toques de ironía; y hasta situaciones cómicas un poco inverosímiles o circenses. A veces incluso rozan el humor negro y el gag cafre, pero uno jamás se siente incómodo viéndolas.
Contienen ciertos diálogos entrañables sin caer jamás en lo sensiblero porque suelen respetar las reglas de la comedia clásica; y al mismo tiempo nos demuestran la importancia de la institución familiar como uno de los pilares básicos de los Estados Unidos. El mensaje final suele ser algo del estilo a: "Somos excéntricos y disfuncionales, pero nos queremos y funcionamos bien".
La familia, en el centro
Varias de estas virtudes se echan de menos en las cintas de Santiago Segura; a quien sin embargo hay que aplaudir su contribución a la salud de la taquilla cinematográfica. Y su concepto de la familia como trama argumental, acaba arrastrando precisamente al cine a las familias numerosas.
La paternidad le ha hecho cambiar los personajes sucios y al límite por los personajes normales y corrientes, con argumentos presididos por asuntos cotidianos y domésticos. No es una elección mejor o peor para su cine: sólo es distinta. Nuevos caminos. Nuevas aperturas.
En alguna entrevista de hace algunos años admitió que quiso contar con sus dos hijas en el reparto como un regalo para ellas: dentro de 40 años les gustará verse junto a su padre en una película. Sin duda, ésta es la mejor idea de la saga.