Culminó la semana de Ceferino Namuncura y se revitalizó el sueño de Don Bosco. Mientras se confirmaba con el consistorio en la Santa Sede que la canonización del beato Artémides Zatti tendrá lugar el 9 de octubre, miles de peregrinos arribaron desde el viernes, fiesta del beato Ceferino Namuncurá, al pueblito de Chimpay para celebrar al «lirio de las pampas». Uno incluso lo hizo después de caminar cerca de 800 kilómetros.
Desde su beatificación en 2007, Chimpay se convierte cada agosto en capital mundial de la obra de Don Bosco, quien soñó con que su obra evangelice la Patagonia.
Décadas después, en noviembre de 2007, hasta este recóndito paraje llegaron visitas de todo el mundo, incluso cardenales como el entonces secretario de Estado Tarcisio Bertone, y el arzobispo de Tegucigalpa Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, ambos, como el «indiecito», como el futuro san Zatti, salesianos. Desde mucho antes que ese agosto, con motivo de recordar la fecha de su fallecimiento, miles peregrinan hasta aquí.
Unos 100.000 peregrinos
La excepción fue, claro está, los dos años de mayor intensidad de la pandemia de Covid. Por eso, el volver a congregar unas 100 mil personas -cifra informada por la oficina de prensa de los salesianos y por distintos medios locales- en un pueblo de unas 5.000, fue realmente especial.
Las celebraciones centrales tuvieron lugar el domingo 28, que inició como es habitual con la oración y rogativa mapuche en el cerro de la Cruz del Quinto Centenario. Seguidamente, se inició una procesión de dos horas para llegar hasta el Parque Ceferiniano en el que se celebró la misa. Si bien desde la beatificación en 2007 las fiestas en torno a su celebración tomaron mucha fuerza, esta fue la quincuagésimo segunda edición de la peregrinación.
Entre las 100.00 personas, hubo un hombre que había caminado durante 18 días unos 800 kilómetros, desde Dina Huapi, en el acceso a San Carlos de Bariloche, pidiendo por la paz para la humanidad. «Esta travesía la estoy haciendo solo. Me mueve la fe en Dios y el cariño de los pobladores de la Línea Sur», expresó al diario Río Negro Rodrigo Tellechea. No lo contrató nadie, ninguna marca. Sólo lo movieron su fe y la inspiración de su abuelo, que era muy devoto de Ceferino Namuncurá.
Es la cuarta vez que encara una travesía hasta Chimpay, pero en dos ocasiones lo hizo en bicicleta, y en otra desde una distancia más corta, desde su pueblo Los Menucos. Igual, fueron cerca de 400 kilómetros. En esta ocasión, duplicó la cantidad de kilómetros.
Namuncurá y Zatti
Los dos beatos salesianos, uno de ellos próximamente santo, llegaron a conocerse y coincidir en Viedma. Es que a principios de 1902, el joven Ceferino, ya con una vocación salesiana, estudiaba en Buenos Aires –donde afirman muchos historiadores estudiaba con Carlos Gardel- y enfermó de tuberculosis.
Con la esperanza de que pueda recuperarse, fue trasladado entonces por monseñor Juan Cagliero a la ciudad rionegrina de Viedma, en cuyo colegio de San Francisco de Sales comenzó sus estudios secundarios como aspirante a religioso en la Congregación Salesiana. En la ciudad, fue atendido por el sacerdote médico Evasio Garrone, y se encontró con el enfermero salesiano Artémides Zatti, que había llegado hasta allí también con esa enfermedad.
Según relató en una ocasión el vicepostulador Pedro Narambuena Ceferino y Zatti salían por la tarde «tomar aire fresco, porque en ese tiempo la medicina era aire fresco para los pulmones y una buena alimentación». Zatti vivió casi 50 años más. Ceferino falleció 3 años después en Roma, sitio al que había sido trasladado. Tenía 18 años.