Una vez leí que toda buena historia empieza colocando al lector en un lugar y tiempo específico. Tiene sentido.
El mejor ejemplo de esta técnica data de 1605 cuando se publicó la primera parte del libro de Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
Es una obra universal escrita curiosamente mientras Cervantes estuvo prisionero en la cárcel. Dicen que cuando fue publicado, su éxito fue casi instantáneo.
El libro lo tenemos en casa y lo hemos leído y disfrutado durante la larga cuarentena.
Es impresionante: nos mandaron leerlo en el colegio y lo hice forzado y a desgano, por una calificación; ahora de grande lo hice al descubrir una historia fascinante y a un escritor extraordinario.
Te lo recomiendo. Está lleno de sabiduría, anécdotas, relatos, consejos…
La importancia del lugar y el tiempo
Creo que muchos de nosotros hemos memorizado estas primeras líneas de la obra, pero igual veamos cómo inicia:
Un lugar y un tiempo. Es una forma que tienen los autores para hacer creíble e interesante una historia.
Como ves, no es nada nuevo. Y sin embargo trasciende en el tiempo y aun se utiliza en las novelas, historias de aventuras, thrillers.
El mejor espacio
A mí me gusta mucho colocar al lector en un lugar apacible, extraordinario, silencioso, que invita a la oración y te acerca a Dios. Seguro lo habrás notado en mis escritos. Son los oratorios.
Me encantan los oratorios donde tienen sagrarios con Jesús Sacramentado. Es el Hijo de Dios. ¿Acaso existe un mejor lugar para estar?
Puedo estar narrando cualquier historia y casi siempre, inevitablemente, termino hablando del Sagrario y la presencia VIVA, verdadera, de Jesús en él.
Me ocurre mucho cuando me invitan a algún programa de radio para hablar de otro tema. Pueden preguntar por mi nombre y empiezo diciendo: “Ayer estuve con Jesús en el Sagrario…”.
4 consejos para ser un escritor católico
Hace algún tiempo me escribió un lector interesado en convertirse en autor católico. Me preguntó:
—¿Qué es lo primero que necesito para ser un escritor católico? ¿Un lugar para escribir? ¿Un ordenador nuevo? ¿Una libreta de anotaciones? ¿Leer libros de espiritualidad?
Sin pensarlo dos veces respondí:
—Lo primero es ir al Sagrario y hablar con Jesús. Y es que mi vida gira en torno al sagrario, como escritor, esposo, hijo, padre de familia. Y es Jesús quien me ayuda y me permite tener estas ideas para compartirlas contigo.
—¿Y después?
—Lo segundo es procurar llevar vida evangélica, participando de los sacramentos. Lo tercero es leer la Biblia, el Evangelio, el Catecismo de la Iglesia Católica y nutrirte con libros de espiritualidad, la vida de grandes santos, documentos de nuestra Iglesia. Lo cuarto y final es escribir.
No se trata de mí
Para mí no hay mayor alegría que escribir en ese oratorio, estando en la presencia de mi amado Jesús.
La mayoría de mis libros y artículos de espiritualidad los escribo ante el Sagrario o después de haber pasado un tiempo en oración.
Estoy consciente que con mis escritos, aunque cuente mis experiencias de vida, o testimonios, no se trata de mí, sino de Jesús.
Todo debe girar en torno a Él. Debes desaparecer como autor.
Un amigo mío que servía en su parroquia como Ministro Extraordinario de la Comunión me enseñó una oración que él solía rezar y que me ha ayudado muchísimo:
Que no me vean a mí, sino a ti Señor
En este artículo de Aleteia podrás leer consejos prácticos y sencillos que te pueden ayudar.
Al final todo se resume en la forma como llevas tu vida. Y es que para llevar a Dios “debes llenarte de Dios”, Él es quien toca los corazones.
¿Me permites pedirte un favor? Reza por todos nosotros, los que estamos en Aleteia. Son tus oraciones las que nos animan y nos permiten continuar, llevando esperanza, defendiendo la fe, mostrando la belleza del catolicismo.
¡Dios te bendiga!