El recuerdo del último Papa que visitó Reino Unido y el encuentro de la reina anglicana que se propuso proteger la libre práctica de todas las religiones en todo su país, pero sin negar a Cristo.
Las circunstancias del viaje de Benedicto XVI a Inglaterra acercaron al Obispo de Roma y a la Monarca inglesa sobre la defensa del cristianismo ante el secularismo; ella por demás era la cabeza visible de la iglesia anglicana – no su líder espiritual –; y ambos tuvieron tiempo para conocerse mejor en Holyroodhouse, la residencia oficial de la reina británica en Edimburgo, Escocia.
2010 es el año del viaje apostólico del papa Benedicto XVI a Gran Bretaña. La ocasión es la beatificación del cardenal John Henry Newman (21.02.1801-11.08.1890), ahora santo.
Ese año, cabe mencionar como ejemplo que el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos decide que los crucifijos debían ser retirados de las escuelas italianas, y así se pone un precedente a nivel europeo.
Por su parte, Benedicto XVI habló durante su viaje de la cruz como el más evidente signo contra la violencia y la opresión. Además propuso el ejemplo de Tomás Moro, un santo inglés que une a anglicanos y católicos, por su valentía en la fidelidad cristiana.
Benedicto XVI viaja a Reino Unido a invitación del gobierno británico. En Birmingham beatifica al cardenal Newman (19 de septiembre), otro símbolo del itinerario papal: presbítero anglicano que ante el secularismo de la Iglesia de Inglaterra en el siglo XIX, se convierte a la Iglesia Católica.
Mutua simpatía
La reina Isabel II acogió a Benedicto XVI unos días antes del gran evento; el 16 septiembre en su residencia oficial. Los cronistas describen su simpatía mutua. Ella escuchó a Benedicto XVI que pedía no excluir el cristianismo del debate público.
Además ante Su Majestad recordó la valentía de los británicos que durante la segunda guerra mundial resistieron al nazismo; una lucha que costó millones de vidas humanas en la cristiana Europa como consecuencia del “extremismo ateo”, igualmente habla del sectarismo y el fundamentalismo rampante (P. Seewald, Benedicto XVI, Una vida, p. 960, 2020).
Más tarde, en 2012, esa afinidad no solo intelectual, sino espiritual fue evidente con motivo del Jubileo de Diamante de su reinado, Benedicto XVI le dio su más cariñosa felicitación que habla de su “defensa de los principios de libertad, justicia y democracia, de acuerdo con una noble visión del papel de un monarca cristiano”.
Las palabras de Benedicto XVI estaban dirigidas al corazón de la líder que en 1947, con motivo de su 21 cumpleaños, la entonces princesa Isabel, se comprometió públicamente diciendo: "Declaro ante todos vosotros que toda mi vida, sea larga o corta, estará dedicada a vuestro servicio. ... Que Dios me ayude a cumplir mi voto".
En 2022, con motivo de su Jubileo de Platino -sucedió a su padre, el rey Jorge VI, en febrero de 1952-, fue condecorada con la Cruz de Canterbury, un galardón especial de la Iglesia de Inglaterra, para quienes le han prestado un servicio excepcional.
El año 2000
Según sus biógrafos Isabel II más que ningún otro monarca, ha encarnado el título de defensora de la fe. Esto es evidente en sus discursos en Navidad, emitidos por televisión y por radio, una tradición que comenzó su abuelo Jorge V cuando se popularizó la radio, y que continuó su padre, Jorge VI. Desde el cambio de siglo, hizo su mensaje cada vez más personal y explícito sobre su propia fe.
En este sentido, en la Navidad del año 2000, ella se dirigió a la Nación para recordar que en esa ocasión se celebraba el aniversario del nacimiento de Jesucristo, "que estaba destinado a cambiar el curso de nuestra historia”. Palabras pronunciadas por una Reina que se propuso proteger la libre práctica de todas las religiones en todo su país, pero sin negar la Cruz.
Por su relación con cinco papas y la última acogida a un Obispo de Roma en su reino, Benedicto XVI, Isabel II será recordada como una líder que desempeñó un papel decisivo en la mejora de las relaciones entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia católica romana. Siete reuniones con los Sucesores de Pedro en total, de las cuales cinco tuvieron lugar en el Vaticano.
Benedicto XVI había recordado ante Isabel II la necesidad de aprender de las lecciones atemporales, es decir, que la cosmovisión cristiana, la ética cristiana y su espiritualidad práctica han marcado la sociedad que hemos heredado hasta nuestros días.
Isabel II, por su parte, reveló en un pequeño libro publicado con motivo de su 90º cumpleaños en 2016, más detalles sobre su fe. Describió cómo seguía estando "muy agradecida" a Dios "por su amor inquebrantable", y escribió: "Realmente he visto su fidelidad”. (The Servant Queen and the King she serves by William Shawcross (2016-01-01).