Puntualmente a mediodía el Santo Padre se asomó a la ventana del Palacio Apostólico para saludar a los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro que deseaban rezar con él el Ángelus dominical, escuchar su comentario al Evangelio y recibir su bendición apostólica. Francisco, tras saldarlos, comenzó recordando que el Evangelio de la liturgia de hoy nos presenta las “tres parábolas de la misericordia”.
Tras explicar que Jesús las relata en respuesta a las murmuraciones de los fariseos y de los escribas, el Santo Padre añadió que “Jesús, al acoger a los pecadores y comer con ellos, nos revela que Dios es justamente así: no excluye a nadie, desea que todos estén en su banquete, porque ama a todos como a hijos”. De manera que:
El Obispo de Roma invitó a detenernos en el aspecto común a esos tres protagonistas, que podríamos definir así: “la inquietud por aquello que les hace falta”. En efecto, “los tres, en el fondo, si hicieran un poco de cálculos, podrían estar tranquilos: al pastor le falta una oveja, pero tiene otras noventa y nueve; a la mujer le falta una moneda, pero tiene otras nueve; e incluso el Padre tiene otro hijo, que es obediente, al cual dedicarse”.
Así es Dios
Por todo esto el Santo Padre dijo que “así es Dios” y “no se queda tranquilo si nos alejamos de Él”, sino que “se aflige, se estremece en lo más íntimo y se pone a buscarnos, hasta que nos vuelve a tener en sus brazos”. Además:
El Pontífice reafirmó “Dios nos espera siempre con los brazos abiertos, sea cual sea la situación de la vida en la que nos hayamos perdido. Como dice un salmo, Él no duerme, siempre vela por nosotros”.
De ahí su invitación a mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos si ¿imitamos al Señor en esto, si tenemos la inquietud por lo que nos falta, o si sentimos nostalgia por quien está ausente, o alejado de la vida cristiana? En otras palabras:
En efecto, el Papa añadió que no se trata sólo de estar abiertos a los demás, sino a seguir el Evangelio. Por eso debemos reflexionar “sobre nuestras relaciones”:
El Padre – dijo Francisco antes de rezar a la antífona mariana – nos “pide que estemos atentos a los hijos que más echa de menos”. “Preocupémonos – concluyó – por responder estas preguntas y recemos a la Virgen, la madre que no se cansa de buscarnos y de cuidar de nosotros, sus hijos.