Desde mediados del siglo XIX, los templos construidos en el territorio mexicano pasaron a ser propiedad del Estado, representado por el Gobierno. Solamente los erigidos después de las reformas al artículo 130 de la Constitución en 1992, son propiedad de las Asociaciones Religiosas.
Los miles de templos y conventos que se comenzaron a construir a partir de la evangelización española en el siglo XVI son administrados (teóricamente) por el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales perteneciente a la Secretaría de Gobernación (Ministerio del Interior) del Gobierno Federal.
Lo cierto es que en muchos casos la administración del Gobierno federal simplemente es de membrete. Por ejemplo, en el caso de la reconstrucción de los cerca de dos mil templos católicos que sufrieron daños considerables durante el temblor del 19 de septiembre de 2017.
Este terremoto tuvo su centro entre los estados de Puebla y Morelos y provocó la muerte de casi 400 personas, daños millonarios y un recuerdo terrible. Justamente el 19 de septiembre, pero de 1985, la Ciudad de México fue duramente sacudida por un seísmo de 8.1 grados en la escala de Richter que provocó 40,000 muertos.
Abandono completo
El secretario general de la Conferencia Episcopal de México, y obispo de Cuernavaca (en el Estado de Morelos, donde más fuerte se sintió el temblor de 2017), Ramón Castro, denunció recientemente que los monumentos y templos históricos, sobre todo aquellos que han sido llamados “Conventos al pie del Volcán” sufrieron daños muy graves.
Son cerca de 2,000 templos y conventos que muchos de ellos datan del siglo XVI y que el Gobierno federal debería haber restaurado, pero, según el obispo Castro, “desde hace tres años no los tocan”. Están en ruinas y las autoridades que se supondría que tendrían a su cargo su reconstrucción han hecho silencio al respecto.
Tan solo en Cuernavaca, donde tiene su sede el obispado, hubo 240 templos dañados, y los conventos que están bajo los volcanes (Popocatepetl e Iztacihuatl) sufrieron graves daños que no han sido remodelados. Según el prelado mexicano, se han abandonado prácticamente “todas las acciones de reconstrucción”.
Detalló que “la respuesta que tuvo la Iglesia católica de parte de las autoridades federales fue muy, muy escasa. Y la Federación ayuda a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Son ellos los encargados y el cauce que recibe las ayudas federales. Pero nos han estado diciendo que no hay dinero, porque lo que teníamos para emergencias, que era el Fondo Nacional de Emergencias, cambió su objetivo”.
Muchos los afectados, pocos los restaurados
El temblor afectó templos antiguos y modernos, Con los seguros que contaban los templos se reforzaron para reforzar los recintos para el caso que hubiese réplicas. La mayoría de los templos que representaban daños menores fueron reparados en los siguientes meses.
Pero después de dos años, los monumentos históricos, templos y conventos del siglo XVI, han sido dejados a su suerte por el Gobierno, quien además ha impedido –dado que son de su propiedad—que la Iglesia católica y sus fieles, dispuestos a reunir los fondos necesarios, lo hagan.
“Hay ocasiones en que se nos llama la atención, como en la catedral de Cuernavaca que quisimos reparar una puerta antigua, del siglo XVI también, que comenzó a tener problemas para abrirse y cerrarse. En esa ocasión las autoridades les llamaron fuertemente la atención, porque no se pidió el permiso necesario”, recordó el obispo Castro, haciendo alusión a una actitud constante de las autoridades federales con respecto a la Iglesia: no la deja hacer reparaciones, pero tampoco las hace él mismo.