La familia dominicana de Argentina celebra los 100 años de la coronación de Nuestra Señora del Rosario de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires. Una antiquísima imagen de la Virgen María venerada en el convento porteño de los frailes dominicos desde 1602, siglos antes del nacimiento formal de la Argentina.
Confirmando no tan solo la vigencia de la Orden de los Predicadores en la vida de Buenos Aires, sino también los frutos expresados además en movimientos e iniciativas de carisma dominicano, este jueves 29 de septiembre estrenaron con ese motivo una nueva canción titulada “Señora del Santo Rosario”.
Compuesta durante su noviciado por fray Martín María Cescutti OP, fraile estudiante de la orden, es interpretada por un coro integrado tanto por miembros del Centro de Estudios de la Orden de Predicadores como por miembros de la fraternidad laical, de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA), el movimiento Vida en Gracia, entre otros.
Protectora y testigo
El canto fue grabado a los pies de la imagen, testigo irremplazable de algunos de los hitos más emblemáticos de la historia argentina, y según los próceres que los protagonizaron, su protectora. Por ello la historia la rebautizó como Nuestra Señora del Rosario de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires, nombre formal que lleva el templo como basílica papal, designación otorgada en 1908.
La Orden de los Predicadores puso a disposición las partituras, con estrofas adicionales, en el link del canto en Youtube
Protagonista de la historia
Presente en Buenos Aires desde 1585, 5 años después de la segunda y definitiva fundación de la ciudad por Juan de Garay, esta imagen de Nuestra Señora del Rosario es venerada en el convento dominicano desde su erección en 1602. Acompañó todo el desarrollo de la vida colonial en tiempos del virreinato y de la familia dominicana en el país, como la construcción del actual convento desde finales de siglo XVIII, y entrado el siglo XIX, estuvo en el epicentro de los combates por la defensa de la ciudad durante las invasiones inglesas.
Durante el primer intento británico por hacerse de Buenos Aires, en 1806, y viendo además que las autoridades británicas habían limitado la solemnidad del culto católico a Nuestra Señora del Rosario, un devoto suyo, el capitán de navío de origen francés Santiago de Liniers, prometió a la Virgen que le entregaría las banderas de los invasores al expulsarlos. Liniers comandó la expulsión de los ingleses y cumplió su promesa, tal como certifican las banderas que al día de hoy se conservan en el templo de San Telmo.
También en el intento de 1807 la Basílica dominicana fue protagonista de la defensa, ya que desde ella se defendieron las fuerzas criollas. Visibles marcas en una de las torres recuerdan el hecho.
Devoto Manuel Belgrano
De esta imagen de la Virgen del Rosario era inmensamente devoto también Manuel Belgrano, miembro de la primera junta y prócer de la Independencia, que al vencer a los realistas en el Norte le envió también banderas tomadas como señal de agradecimiento y ofrenda. Belgrano, terciario dominico y miembro de la cofradía del Rosario, fue sepultado en el Convento, y hoy sus restos descansan en un imponente mausoleo emplazado en su entrada.
Los avatares para Nuestra Señora del Rosario de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires no quedaron allí. Resistió tanto la reforma eclesiástica del siglo XIX como los ataques contra los templos porteños en 1955. En el camino, el 8 de octubre de 1922, recibió la coronación pontificia por decreto del Papa Pío XI. A la celebración concurrió, con una gran cantidad de fieles, el entonces presidente Hipólito Yrigoyen.
El acontecimiento central de la celebración por el Centenario tendrá lugar el domingo 9 de octubre a las 11, con una Misa Solemne y procesión por las calles aledañas al convento.
El Convento San Pedro Gonzalez Telmo, Basílica de Nuestra Señora del Rosario de la Defensa y la Reconquista de Buenos Aires, se encuentra ubicado en Defensa 422. Parte de cualquier recorrido turístico por el casco histórico porteño, es coloquialmente conocido como Santo Domingo.