Perder a alguien a quien queremos nos trae días difíciles. La muerte de un ser querido nos deja muchas veces sin saber qué hacer. Perplejos y cansados. Confundidos y desolados. Sufrimos. Pero, aunque no lo queramos admitir, morir es un paso que todos daremos algún día.
Repentina o no, nada nos prepara para la muerte de un ser que se ha querido mucho. Nada nos prepara para nuestra propia muerte. Pero el Papa Benedicto XVI nos dijo:
"La muerte es una experiencia a la que todo ser humano está llamado, y para la cual debe estar preparado"(Mensaje, 8 de diciembre, 2007 )
De manera que sí podemos prepararnos. Y el Papa Francisco, al hablar de la muerte se ha expresado así:
"Sabemos que la muerte no es un punto de partida, sino un punto de llegada"
Dos experiencias compartidas
Aparte de nuestro nacimiento, morir es la otra experiencia que todos los seres humanos en el mundo viviremos. Entonces, ¿por qué mucha gente vive como si nunca fuera a morir? ¿Por qué nos es tan difícil hablar de esto? Aún más, ¿por qué nos da miedo morir? El psiquiatra austríaco Viktor Frankl decía:
"La muerte solo puede causar pavor a quien no sabe llenar el tiempo que le es dado para vivir".
¿Cómo nos preparamos para llegar ahí?
Estas tres cosas importantes nos irán preparando para ese día:
1Acostumbra a hacer un examen de conciencia
Cada noche, puedes destinar unos cinco minutos a hacer un examen de conciencia. El examen es la reflexión sobre la jornada diaria y su desarrollo, que cada uno puede hacer antes de ir a la cama.
Recordando a Frankl, uno puede preguntarse: ¿cómo he llenado mi tiempo hoy? ¿cuánto me entregué a la vida? ¿qué me preguntaría Dios si me llama en este momento a su presencia?
2Orar por el momento de tu muerte
Encuentra una oración que te lleve a tener presente tu mortalidad. Puedes rezarla al final de tu examen. Aleteia publicó una a san José:
3Inicia el diálogo con tu pareja sobre este tema
Habla de esta cuestión y muéstrate abierto al aprendizaje, quizá a la incomodidad que pueda causar. No hay que tener miedo a hablar de ello en el matrimonio. Ayúdate de la enseñanza de Jesús sobre la muerte, que vendrá -dice- "como un ladrón en la noche" y que, por lo tanto, debes estar en un estado constante de preparación.
El teólogo Thomas de Kempis (1380-1471), en su libro Imitación de Cristo, escribe que debes aprovechar el momento para hacer el bien mientras puedas:
"El presente es muy precioso; estos son los días de salvación; ahora es el momento aceptable. Qué triste que no gastes el tiempo en el que podrías comprar la vida eterna de una mejor manera".
La muerte nos puede llegar en cualquier instante. Si somos conscientes de ello, si nos preparamos, trataremos de superar con más rapidez cualquier prueba que la vida nos plantee. No nos entregaremos a la depresión y el desánimo, que nos hace perder parte del precioso tiempo de nuestra vida. Viviremos como si supiéramos la fecha exacta del momento de la misma. Viviremos haciendo el bien.
La conciencia de nuestra mortalidad nos ayudará a valorar cada momento de la vida que tenemos.
Esta pequeña y sencilla reflexión puede ayudar cuando pasas por miedo e insertidumbre sobre la muerte. Como diría Chiara Corbella Pretillo: nacemos para no morir nunca.