William Haag tiene una curiosa mezcla de acentos: a veces suena como un estadounidense hablando andaluz y otras como un andaluz contando un chiste en inglés. Lo que no cambia es su simpatía, la cercanía que imprime a sus gestos y la limpieza de su mirada.
Tal vez por eso, el director del centro abortista frente al que William reza desde hace años en España se quedó tan descolocado el primer día que Haag le dio los buenos días al verle entrar en el abortorio. Mucho más, claro, cuando un compañero suyo le dijo después: «Hola, me llamo Fernando y soy tu amigo para lo que necesites», mientras sostenía un cartel que ponía «Rezamos por ti y por tu bebé».
Hoy, cinco años después de aquel primer encuentro, ese facilitador del aborto ha llegado a convertirse en amigo de William, habla de Dios con él, le dice que «es menos ateo que antes de conocernos», y es «quien saca el tema del aborto cuando vamos a cenar juntos».
Gracias a su relación, «y aunque dice que para él es perder clientes, ha accedido a mostrar una ecografía del bebé a las embarazadas que acuden a abortar, lo que hace que muchas se arrepientan, e incluso nos llama para que ayudemos a las mujeres con problemas cuando sienten la duda entre abortar o seguir adelante con el embarazo», cuenta William para Aleteia. «¡Y cada vez va bajando más las semanas en las que dice que empieza la vida!», apunta con una amplia sonrisa.
Y es que William Haag forman parte del movimiento 40 Días Por la Vida (40 DPV), que acaba de comenzar una nueva campaña de oración ante abortorios de todo el mundo, con el único objetivo de acabar de forma pacífica con la lacra del aborto.
Una campaña que es, además, la primera que se celebra en España después de la reforma de la ley del aborto que considera «acoso» rezar en la calle para defender la vida.
242 abortistas convertidos
Esta reforma legal ha ido de la mano de varias campañas mediáticas que tratan de presentar a los provida como violentos acosadores de mujeres. Sin embargo, la realidad es que en muchos casos son los trabajadores de los centros abortistas quienes insultan y vejan a los miembros de 40DPV cuando rezan en la calle.
Por eso, William señala que «sentir rechazo por quienes cometen abortos y nos tratan mal es lo natural, pero lo sobre-natural es mirarlos con amor. A eso es a lo que estamos llamados, y para eso necesitamos toda la ayuda espiritual que podamos tener, porque amar al abortista es el paso decisivo, y el que muchas veces nos falta, en la lucha provida», explica.
Y añade un dato revelador: «En 20 años de campañas de 40 DPV en todo el mundo, al menos 242 facilitadores de la industria del aborto se han convertido en provida y han cesado su actividad. Algunos incluso lideran hoy nuestras campañas locales. ¡Y tu abortista local podría ser el próximo abortista convertido!».
Para amar a un abortista
Por su experiencia, William sabe que «para amar a un abortista, lo primero es rezar por él». De hecho, orar por los trabajadores de la industria del aborto es una de las claves de 40DPV.
Pero aclara que «esa oración no es para ‘ganar’ una batalla contra ellos, sino porque deseamos de verdad su bien».
«Amar al abortista -añade con una sonrisa- es un jaque mate espiritual: renunciamos a cualquier éxito personal o colectivo solo para buscar el bien de esa persona, aunque luego de hecho eso traiga muchos más bienes en formas de bebés que serán salvados del aborto».
Bebés como los que han nacido gracias a que el abortista del centro local de William le haya enviado a mujeres con dudas, pidiéndole que las ayude.
«Con mucha frecuencia, los voluntarios de 40DPV somos las únicas personas pro-vida en el entorno de las embarazadas y de los trabajadores del abortorio, y debemos ser un ejemplo: mostrarles que somos normales, que no somos agresivos, ni locos, ni activistas; que somos vecinos suyos, con los que pueden contar si nos necesitan. Y como no necesitamos ocultar lo que hacemos, nuestra relación con ellos no es superficial, sino sincera».
«Ceno con alguien que ha abortado en torno a 30.000 bebés»
Esta sinceridad multiplica las anécdotas. Como, por ejemplo, que los trabajadores del abortorio ante el que reza William hayan defendido en cuatro ocasiones ante la policía a los voluntarios de 40DPV, después de que algunos vecinos les acusasen falsamente de acosar a las mujeres.
«Es difícil entender la mentalidad de los abortistas, por eso hay que ir poco a poco, sin juzgarles y solo con la guía del Espíritu Santo. Porque cuando ceno con mi amigo el abortista, estoy hablando con una persona que en 30 años ha abortado en torno a 30.000 bebés. Una persona me dijo que mi amigo podía ser considerado un asesino en masa. ¡Así que claro que no tenemos las palabras adecuadas para convencerle de nada! Justo por eso necesitamos la guía del Espíritu Santo», añade.
Y concluye: «Si quieres que cierren el centro abortista de un lugar, es necesaria la conversión de los abortistas. Necesitamos paciencia y coraje para decir ‘hola’, para saludarlos día a día, para entablar una conversación amistosa e incluso tomar una cerveza… Acabar con el aborto y amar a los abortistas son acciones que solo pueden venir del Espíritu Santo, y por eso debemos pedirle a Él que nos ayude a elegir amar al abortista. Y entonces será cuando el Señor dará frutos».
*Si quieres apuntarte a la campaña de 40 Días por la Vida en alguna ciudad de España, o respaldarla con tu oración desde América, entra aquí: https://40diasporlavida.online/