La persecución contra miembros de la Iglesia en Nicaragua parece no tener fin. En las últimas horas surgió una nueva denuncia de secuestro de un sacerdote de parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El encargado de señalarlo fue el padre Uriel Vallejos, actualmente en el exilio, quien a través de Twitter expresó lo siguiente:
«Fue secuestrado el sacerdote párroco de la Parroquia Santa Martha, Managua. El Padre Enrique Martínez G. Los Sacerdotes y la Iglesia Católica, exigimos la liberación y el cese de la persecución contra la Iglesia y el clero».
Según recuerdan medios locales como Confidencial, el secuestro se habría producido en la tarde del jueves 13 de octubre mientras estaba en casa de familiares en Managua, donde vivía actualmente. Además, el medio nicaragüense informa, en base a fuentes eclesiásticas, que fue llevado a la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como El Chipote. Lo propio con respecto a que la detención habría transcurrido sin que se conocieran motivos y por qué lo investigaban.
También se recuerda que Martínez Gamboa pertenece a la Diócesis de León en Nicaragua, pero que estaba ejerciendo su ministerio en Managua. Lo propio con respecto a que aún permanece en el recuerdo de muchos un discurso pronunciado al final de una de las marchas de mayo de 2018, instancia que fue disuadida por policías y paramilitares dejando varios heridos.
«Los nicaragüenses somos mayoría y tenemos corazón limpio, no las manos manchadas de sangre como otros. No se acobarden, no se acobarden, no se acobarden. Viva Nicaragua, Vivan las madres de los caídos del 19 (de abril), vivan los médicos y los periodistas decentes», expresó en ese momento el padre Martínez Gamboa, continúa Confidencial.
«Fuera la pareja asesina (Ortega y Murillo), fuera los miserables asesinos», gritó también.
Hostigamiento y detención de varios sacerdotes en pocos meses
Esta nueva denuncia de secuestro a un sacerdote en Nicaragua aparece en medio de un clima de máxima tensión contra la Iglesia en ese país, a la que Ortega ha calificado de «dictadura perfecta».
En medio de esto, prosigue la incertidumbre con respecto al obispo de la diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien lleva más de dos meses bajo «resguardo domiciliar». La misma situación de preocupación acontece con sacerdotes y laicos que acompañaban al obispo cuando estaba en la casa curial (acusados de «conspiración» y «propagación de noticias falsas»). Pero la lista de miembros vinculados a la Iglesia en el primer semestre de 2022 es mayor (11 en menos de seis meses, recuerda Confidencial).
Todo esto en medio de episodios que han agudizado la mirada sobre Nicaragua a nivel internacional. Entre ellos la salida del país en marzo del nuncio apostólico Waldemar Sommertag. La propia expulsión de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta en julio. Similar la prohibición de famosas procesiones religiosas (Virgen de Fátima, San Miguel Arcángel y San Jerónimo, entre otras).