La Virgen de Chiquinquirá es una de las vírgenes más queridas de Latinoamérica, a la que se venera en distintos países como Venezuela, Colombia o Guatemala. En 1920, el templo de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Maracaibo, cuya construcción se remonta a finales del siglo XVII, recibía el título de Basílica Menor.
Durante los años siguientes, la iglesia fue remodelada y el 18 de noviembre de 1942 se coronaba la patrona del estado de Zulia, justo el día de su celebración. Para una fiesta tan importante, se organizó un concurso para elegir un himno que alabara a la Virgen.
Se presentaron más de veinte propuestas, de las cuales fue elegida una escrita por una mujer que llevaba muchos años recibiendo un reconocimiento público a su obra literaria.
Gran carrera literaria y actividad diplomática
Graciela Rincón Calcaño tenía entonces treinta y ocho años y una larga carrera a sus espaldas. Había nacido el 13 de octubre de 1904 en Maracaibo, en el mismo estado de Zulia, en Venezuela. Graciela tuvo la suerte de recibir una buena educación primero en su ciudad natal y años después en Caracas. Una educación que aprovechó desde bien pequeña, cuando despertó en ella su pasión por las letras. Cuando tenía solamente ocho años, Graciela ya había compuesto sus primeros versos. Sería el inicio de una prolija y exitosa carrera en la que publicaría poemas, ensayos y novelas, además de toda la amplia producción literaria que quedó inédita. Muchas de sus obras fueron galardonadas y se publicaron más allá de las fronteras de su Venezuela natal, en muchos países de Latinoamérica, Estados Unidos y España.
Además de su carrera literaria, Graciela, quien se casó y tuvo seis hijos, dedicó parte de su vida a la actividad diplomática en las embajadas de Venezuela en Cuba y Haití. También vivió un tiempo en la República Dominicana y en España y fue una importante feminista que luchó en su país para que las venezolanas consiguieran el derecho al voto.
Una vida intensa, de trabajo literario, diplomático y feminista, que terminaba el 21 de enero de 1987. Pero su recuerdo continuó vivo en su amplia producción literaria y, sobre todo, en el hermoso himno que le dedicó a la Virgen de Chiquinquirá.