Al comienzo del capítulo 5 del libro de Apocalipsis, Dios se aparece al vidente con un libro sellado con siete sellos en la mano. ¡Pero nadie, ni en el cielo ni en la tierra, fue hallado digno de romper sus sellos! Finalmente, solo el Cordero vino a tomar el libro para abrirlo. Este cordero es Jesús. ¿Por qué es él el único capaz de romper los sellos?
Antes de responder a esta pregunta, es necesario explicar qué representa este libro.
Estando en la mano de Dios, contiene su plan para la conducta global del mundo, sus voluntades y sus intenciones. Estos están escritos, lo que significa que son eternos e inmutables: nadie podrá impedir que sucedan.
El libro contiene todos los secretos de Dios, sin excepción
A diferencia de los rollos de la antigüedad, el libro está escrito por delante y por detrás porque es diferente de otros libros. De hecho, contiene un misterio que nadie, ni siquiera los ángeles, puede desentrañar.
"Por delante y por detrás": el libro contiene todos los secretos de Dios, sin excepción. De hecho, la Biblia usa a menudo dos palabras opuestas para designar un todo: así “Creador del cielo y de la tierra” significa “Creador de todo el universo”, “pequeño y grande” significa “todos”.
El Cordero representa a Jesús en su misterio pascual
En estas condiciones, ¿por qué Jesús es el único que puede desvelar y realizar los secretos de Dios?
Para comprender mejor las razones, primero debemos descifrar el símbolo del cordero bajo el cual san Juan presenta a Cristo.
El cordero es un símbolo de sacrificio en la Biblia. Apocalipsis lo presenta "como inmolado" porque Jesús fue ejecutado.
Sin embargo, este Cordero está "de pie": ha vuelto a la vida.
Por tanto, es Jesús en el misterio de su muerte-resurrección quien se acerca a Dios para tomar el libro y abrirlo.
De paso, nótese el movimiento del Cordero que, partiendo de en medio del trono divino, avanza sin embargo hacia Aquel que está sentado sobre este mismo trono y de quien recibe el libro.
Este curioso movimiento apunta en la dirección del movimiento del Verbo del prólogo del Evangelio de Juan: el Verbo es Dios (está en medio del trono divino) y al mismo tiempo está "girado hacia Dios" (Jn 1,1b), un gesto que el Apocalipsis traduce en el movimiento de avanzar hacia el trono.
Examinemos ahora lo que significa esta visión fundamental.
Si es el Cordero "como inmolado" pero todavía "en pie" el único capaz de romper los sellos del libro que contiene los misterios del plan divino para el universo, es porque la Pascua del Hijo de Dios, de Jesús, es el acontecimiento central de la historia.
Es Jesús quien revela el Ser divino en su muerte-resurrección: Dios es Amor.
Además, en su Pascua, sigue siendo él quien salva al mundo en su totalidad, no sólo a los hombres, sino también al mundo angélico (los ángeles recibieron la gracia divinizadora del hombre-Dios Jesús).
En efecto, mediante la redención pascual, el mundo se libera de las garras de Satanás y los ángeles buenos encuentran una alegría adicional al acoger en el cielo a nuevos hermanos y hermanas: hombres salvados y deificados por la sangre de Cristo.
Finalmente, el Cordero Pascual no sólo salva a los cristianos, sino también a todos los hombres que han hecho el bien.
En este sentido, es fundamental la afirmación de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II:
Como vemos, la voluntad de Dios con respecto a cada uno de nosotros está en estrecha dependencia del misterio de la muerte-resurrección de su Hijo que decidió el destino del mundo y que continúa informándolo desde dentro asociándonos a su movimiento de amor.
Porque Jesús no sólo revela el secreto del Libro de los siete sellos, sino que realiza también su misterio esencial, es decir, la redención querida por el Padre.
El Libro contiene el plan de Dios que concierne al destino de todos los hombres, destino que depende de la salvación obtenida por Jesús.
Jesús revela y cumple el propósito de Dios
Por eso sólo el Cordero, muerto pero resucitado, es el único que puede romper los sellos.
Solo Él obtuvo la victoria sobre Satanás, el pecado, la muerte, el dinero y todos los poderes hostiles a su Padre.
Al romper los sellos del Libro, Jesús el Cordero nos revela que Dios ha decidido establecer su reino sobre el mundo a través de la Pascua de su Hijo.
Sobre todo, es importante notar que este libro no contiene ninguna otra revelación más allá de Jesús. La Palabra es su sustancia. ¡Esto debería disuadir a los buscadores de revelaciones ocultas!
El Verbo, Jesucristo, agota totalmente el misterio divino precisamente porque ¡Él es su Palabra plena y definitiva!
Además, no se puede esperar ninguna otra revelación de él. ¡La visión del Cordero recibiendo el Libro con los Siete Sellos es la demostración definitiva!