"Estamos siempre al borde de un frágil equilibrio y no queremos hundirnos", dijo el Papa Francisco en la clausura del "Foro de Bahrein para el diálogo: Oriente y Occidente para la convivencia humana", un encuentro interreligioso celebrado el 4 de noviembre de 2022 en la plaza Al-Fida' del Palacio Real de Sakhir.
En presencia de 1.200 líderes religiosos, entre los que se encontraban el Gran Imán de al-Azhar, Ahmed al-Tayyeb, y el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, pidió a los líderes religiosos que se "comprometan" a desactivar los conflictos en un mundo cada vez más dividido, esforzándose por "entenderse y trabajar juntos por el bien de todos".
"Vivimos un tiempo en el que la humanidad, conectada como nunca antes, está mucho más dividida que unida", lamentó el Papa Francisco, que volvió a lanzar "un sincero llamamiento a todos para poner fin a la guerra en Ucrania".
Denunció la actuación de los poderosos que "se concentran en una lucha decidida por intereses partidistas, exhumando lenguajes obsoletos, redibujando zonas de influencia y oponiendo bloques".
Jugando con fuego
"En el jardín de la humanidad, en lugar de preocuparse por el conjunto, están jugando con fuego con misiles y bombas, con armas que provocan el llanto y la muerte, cubriendo la casa común con cenizas y odio", martilleó el Papa Francisco. Fustigó las "visiones despóticas, imperialistas, nacionalistas y populistas" que desprecian "el grito de la gente corriente y la voz de los pobres".
A esta lógica, el Papa opuso la del "hombre religioso", que "dice 'no' a la blasfemia de la guerra y al uso de la violencia". "No basta con decir que una religión es pacífica, es necesario condenar y designar a los violentos que abusan de su nombre", advirtió.
Además criticando la instrumentalización religiosa de los conflictos y pidiendo una condena más explícita del terrorismo.
El religioso, insistió el obispo de Roma, "también se opone a la carrera del rearme, al negocio de la guerra, al mercado de la muerte" y se niega a apoyar "alianzas contra nadie".
El pontífice abogó por una solidaridad sin fisuras entre las religiones. Esta alianza redunda en beneficio de todos, "porque en un mundo globalizado, sólo remando juntos avanzamos, mientras que navegando solos, vamos a la deriva".
Oración, educación y acción como antídotos contra el extremismo
En su discurso, el Papa se refirió al Documento sobre la Hermandad Humana firmado con el Gran Imán de Al-Azhar en Abu Dhabi en 2019, destacando tres áreas en las que se debe profundizar.
En primer lugar, "la oración, la apertura del corazón al Altísimo", explicó el jefe de la Iglesia católica en un lenguaje comprensible para los musulmanes, "es fundamental para purificarnos del egoísmo, la cerrazón, la autoreferencia, la mentira y la injusticia".
Al comentar la Declaración del Reino de Bahréin, un texto emitido en 2017 por el rey Hamad bin Isa Al Khalifa, que aboga por la coexistencia pacífica de las religiones, el Papa destacó la necesidad de una "verdadera libertad religiosa".
Pidió una política de tolerancia que no se limite sólo al ejercicio de la religión: "No sólo cada sociedad, sino cada fe está llamada a examinarse a sí misma sobre este tema".
Toda religión, dijo Francisco, "está llamada a preguntarse si obliga desde fuera o libera desde dentro a las criaturas de Dios; si ayuda al hombre a rechazar la rigidez, la cerrazón y la violencia; si aumenta la verdadera libertad de los creyentes".
Fundamentalismo
El Papa también destacó la importancia de la educación en la lucha contra el extremismo y el fundamentalismo.
Citó tres "urgencias educativas": "el reconocimiento de las mujeres en la esfera pública, en la educación, en el trabajo, en el ejercicio de sus derechos sociales y políticos"; "la defensa de los derechos fundamentales de los niños" y, por último, "la educación para la ciudadanía", rechazando toda noción jurídica de "minorías" que crea ciudadanos de segunda clase con el pretexto de protegerlos.
Por último, el pontífice instó a todos los representantes de las principales religiones a prestar una atención sincera a los más vulnerables. "Si nosotros, que creemos en el Dios de la misericordia, no escuchamos a los pobres y damos voz a los sin voz, ¿quién lo hará? Estemos de su lado, trabajemos para ayudar a los heridos y a los que sufren", instó el Papa Francisco.
Un poderoso discurso del Gran Imán al-Tayyeb
Justo antes del pontífice, el Gran Imán de Al-Azhar había lanzado un importante llamamiento, invitando "con un corazón amoroso a todos" sus "hermanos chiíes" -que son notablemente mayoritarios en Bahrein- a participar en una reunión para superar sus enemistades.
"Desterremos juntos todo discurso de odio, provocación y excomunión y dejemos de lado los conflictos antiguos y modernos en todas sus formas y con todas sus ramificaciones negativas", instó.
El suní también pidió que se pusiera fin a la guerra ruso-ucraniana "para salvar la vida de personas inocentes que no tienen nada que ver con esta violenta tragedia". Invitó a los beligerantes en este conflicto, como en otros del mundo, a "sentarse a dialogar y negociar".
Por la mañana, el Papa se reunió con dos importantes representantes políticos: el jeque emiratí Nahyan bin Mubarak Al Nahyan, ministro de Tolerancia de su país, y el presidente de la República Rusa de Tatarstán, Rustam Minnikhanov. También recibió la visita del Premio Nobel de la Paz indio Kailash Satyarthi.
A las 16:00 horas (14:00 hora de Roma), el Papa se reunirá en privado con el Gran Imán y después se dirigirá al Consejo de Ancianos Musulmanes.
Ucrania y Rusia
Por su parte, el cardenal Parolin observa un cambio positivo por parte de Moscú
En declaraciones a los periodistas desde el Foro de Bahrein.
El Secretario de Estado Pietro Parolin dijo hoy que veía "pequeñas señales" de un cambio positivo en Moscú. En particular, celebró la decisión de Vladimir Putin de reanudar el acuerdo sobre la exportación de cereales ucranianos.
El Secretario de Estado también explicó que el Papa había pedido al Presidente ucraniano Volodymir Zelensky que estuviera "abierto a propuestas serias de paz, porque de lo contrario no habrá salida".
El pontífice, aseguró el cardenal italiano, sigue "muy preocupado por la situación" en Ucrania. "Cada vez que ha tenido que hablar, siempre ha vuelto a expresar no sólo su llamamiento al fin de la guerra y a la apertura de las negociaciones de paz, sino también su preocupación personal…", insistió.
El último contacto entre Moscú y la Santa Sede fue el 23 de septiembre, cuando el cardenal Parolin se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov.
El Secretario de Estado explicó que había expresado al ruso la preocupación del Papa y le aseguró "la voluntad de la Santa Sede de ayudar en todo lo posible".