Una de las más fuertes emociones a dominar es el miedo al futuro. Cuando es a lo desconocido, causa más bien ansiedad. Pero cuando el miedo es a que se repita algo del pasado, tiene más que ver con la angustia.
Como quiera que sea, estar viviendo con miedo al futuro es una tortura mental que desgasta y castiga la calidad de vida cotidiana. El presente se nos escapa de las manos y se vive de la imaginación puesta en algo que tememos que pueda pasar y que nos agobia tremendamente en el momento.
Claro que es muy valioso anticiparnos y tener una visión preventiva de lo que pueda pasar en el futuro; pero no a costa de una constante inestabilidad emocional.
Entonces, ¿qué hacer para ver el futuro sin agobiarnos?
Como el miedo es muy mal consejero, es el primero que hay que sacar de la ecuación. Vamos viendo el futuro; pero sin su intervención nefasta, pues en vez de ayudar, nos va a estropear todo con su agitación.
El segundo estorbo es la imaginación, pues al inventarnos posibles situaciones a base de puras especulaciones y fantasías, seguro que vamos a crearnos muchas novelas de pánico que nos van a provocar un panorama aterrador, lleno de muchas posibilidades a las que nunca quisiéramos llegar.
Finalmente el futuro se puede estudiar por muchos caminos, pero de una manera más lógica, estratégica y racional y no como un tema estrictamente emocional.
Lo que hoy sembramos
Así que el futuro se puede prever haciendo hoy bien las cosas que en el presente corresponde realizar. El mañana es consecuencia de lo que hoy estamos sembrando.
No te preocupes por lo que va a suceder a mediano o largo plazo. Concéntrate en las consecuencias de lo que hoy estás haciendo.
En general nos falta mucha información de las variables que puedan estar presentes en el futuro. Por ello es mejor concentrarse en las variables presentes que alcanzamos a ver, para que con ellas tomes tus decisiones.
Si te equivocas, es posible que puedas corregir y eso siempre causa un alivio. Entonces, para qué preocuparse con miedos inútiles.
Hay quien llega al extremo de buscar respuestas mágicas y supersticiosas sobre lo que pueda acontecer. Peor aún, va en busca de quien le lea las cartas, la mano, el café o recurre a la astrología hasta caer en los profesionales de la adivinación. Que regularmente son charlatanes.
Querer saber el futuro puede convertirse en una obsesión y en una constante necesidad de saber si lo que se desea, va a suceder.
Desde tiempos muy remotos, los seres humanos hemos intentado conocer el futuro ya sea interrogando a los astros, como lo inició el rey sumerio Enmendurana hacia el año 3000 a.C. o descifrar presagios por el vuelo de las aves (ornitomancia) o por la configuración de las nubes o el atardecer.
De muchas maneras ilógicas, fantasiosas y hasta con extraños rituales, se ha querido predecir el futuro. Pero lo único que ha dado un poco de resultados es la ciencia, que junto con las matemáticas, la probabilidad y las estadísticas, ha logrado saber algo de lo que pueda suceder, como es el caso del clima, los eclipses o la trayectoria de un cometa.
Se quiere saber del futuro: si vamos a enfermar, tener fortuna, encontrar al amor de tu vida, tener hijos o saber si habrá una guerra o un fracaso financiero. En el fondo, es apaciguar el miedo presente a lo que pueda suceder, para no equivocarnos hoy en las decisiones, queriendo saber si estamos tomando la correcta.
Vivir el presente
Pero por ahora, tendremos que seguir viviendo en el presente y haciendo la cosas lo mejor posible sin estar asustándonos con lo que pueda suceder. Ese es el mejor consejo. Lo que siembras, vas a cosechar. Así que mejor hay que aplicarnos en hacer el bien hoy, para cosechar mañana lo mejor.
Curioso, pero ya lo dijo Nicolás Maquiavelo:
Aquel que desea predecir el futuro, debe mirar en el pasado, ya que todas las cosas sobre la tierra presentan en todos los tiempos una similitud con aquellos del pasado.
Así que, si realmente quieres saber algo de tu futuro, revisa lo que hasta ahora has venido haciendo, fíjate cómo lo tiendes a repetir y si quieres que no te vuelvan a pasar cosas negativas o desagradables, pues corrígelas ahora. Es tu oportunidad de cambiar el rumbo que llevas y modificar las consecuencias de tus actos.
Muy probablemente harás mañana lo que has hecho hasta ahora. Somos seres muy repetitivos y rutinarios. Si quieres cambiar algo para el futuro, empieza por hoy a hacer los cambios que quieres.
Dejemos de querer ver el futuro y adivinar los misterios de lo que podrá suceder. Hagamos un esfuerzo por mirar con más consciencia, lo que hasta ahora vienes haciendo y construye tu futuro, basándote en las decisiones que hoy sí puedes tomar. Confía en ellas, gran parte del futuro está en tus manos. Y las que no, en Él.