Recuerdo un gran evento católico, una noche de alabanza y adoración eucarística a la que asistí con Vida mi esposa.
Había unas 300 personas llenando el lugar. El sacerdote en la tarima en medio de su predicación leyó un versículo de la Biblia y preguntó si alguno sabía en qué lugar de la Biblia estaba. Silencio. Nadie se movió de su puesto.
De pronto una mano solitaria se levanta al fondo. Le llevan el micrófono. Es un señor mayor, de unos 70 años. Se encuentra de pie. Mira a su alrededor.
—Está en los versículos tal y tal de la Primera epístola a los Corintios— responde en voz alta con seguridad.
—¡Es correcto! — exclama el sacerdote que dirige el evento.
Todos aplauden.
El sacerdote impresionado entonces le pregunta:
—Y, ¿cómo lo supo?
El señor que había respondido acertadamente, explicó:
—Es que antes de ser católico, fui evangélico.
—Muy bien — respondió el sacerdote que daba la charla—. Ahora todos a vivir lo aprendido en esa cita bíblica.
Conocer la Biblia y vivirla
La conclusión fue evidente… Los católicos debemos leer la Biblia e ir más allá y vivir sus enseñanzas.
Y yo añado: "También necesitamos leer y estudiar el Catecismo de la Iglesia católica y conocer mejor nuestra fe".
Amable lector de Aleteia, ¿lees la Biblia? Te recomiendo asistir a tu parroquia y preguntar por los cursos bíblicos que imparten.
Porque son de gran ayuda para conocer el orden en que debemos leerla, sacar mayor provecho de su lectura y comprender su contenido.
La Biblia nos advierte sobre la Palabra de Dios diciéndonos:
"Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay para ella criatura invisible: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta".
Y también nos aclara su utilidad en nuestras vidas:
"Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena".
Lo que marca la diferencia
Hay un pasaje de las Escrituras que siempre ha llamado mi atención. Te lo comparto. Lee con cuidado.
"¿Tú crees que hay un solo Dios? Pues muy bien, pero eso lo creen también los demonios y tiemblan".
Al final, ¿qué nos diferencia de ellos? Pues la humildad, el amor, la misericordia, y llevar vida sacramental.
No basta aprender de memoria versículos de la Biblia o conocer sus verdades. Las buenas obras, en tus manos, hechas con amor, te abrirán las puertas del Paraíso.
¿No tienes una Biblia en tu casa? Nada pasa. Ve esta semana a la librería que te quede más cerca y pregunta qué biblias católicas tienen. Te recomiendo una con letra grande. Es la que tengo y leo con facilidad.
Ante dudas y divisiones 5 hábitos
Amable lector, ¿tienes la impresión de que vivimos tiempos de dudas y divisiones en la Iglesia? Para que no te confundan te recomiendo estos hábitos sencillos, a tu alcance:
- Lee la Biblia a diario.
- Ora.
- Visita a Jesús en el sagrario.
- Estudia el Catecismo de la Iglesia Católica.
- Busca un buen sacerdote como director espiritual.
¿Sabes lo que es el director espiritual? Lee este escrito. En Aleteia te lo explicamos:
Ahora te dejo. Gracias por tu compañía y tus oraciones que tanto bien nos hacen. Voy a abrir mi Biblia y empezaré a leer las epístolas a Timoteo. Son maravillosas y de mucha actualidad.
¿Te gustaría escribirnos? Compártenos tus experiencias leyendo la Biblia. Te dejo mi email personal cv2decastro@hotmail.com
¡Dios te bendiga!