"La llamada autodeterminación de género no tiene fundamento médico ni científico. Y supone transformar en ley el mero deseo de personas, en muchos casos jóvenes en proceso de madurez, que pueden ver comprometido seriamente su futuro con actuaciones para las que ya no existe vuelta atrás".
Con estas palabras, el cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, mostró el rechazo de la Iglesia hacia la llamada "Ley Trans" que impulsa el actual gobierno. De aprobarse, la ley permitiría el cambio de sexo sin informes médicos ni psicológicos, incluso a menores de edad.
Igualmente, el cardenal Omella rechazó con firmeza la nueva ley del aborto. "Se refuerza el derecho del fuerte sobre el débil, cerrando los ojos a todos los avances de la ciencia. Que documentan que, en el seno de una mujer embarazada, existe una nueva vida distinta de la suya, que es preciso cuidar, acoger y defender".
"En este difícil contexto, en medio de la crisis económica y social que estamos viviendo, se intentan sacar adelante por la vía rápida una serie de leyes de profundo calado ideológico. Sin debatirse con sosiego, sin escuchar el parecer de las diferentes instancias científicas y éticas de nuestra sociedad", lamentó el presidente de los obispos españoles.
Ayudar a los pobres
En su discurso de apertura de la 120 Asamblea Plenaria de la CEE, que se celebra desde hoy, el cardenal Omella mostró su preocupación por la situación de "crispación" de la vida política española.
"Observamos que las respuestas políticas se atascan y no fluyen para encontrar soluciones a los graves problemas sociales. No hay una voluntad de trabajo en común, a pesar de la insistencia en que el primer paso es la cooperación", lamentó.
Entre los retos más urgentes, destacó "la pobreza y el riesgo de inclusión", el "aumento de los alquileres" y el "invierno demográfico". También la falta de agilidad para tramitar las ayudas sociales y la falta de políticas de ayuda a la familia.
Otro de los temas sobre los que los obispos quieren llamar la atención es el de la falta de cuidados paliativos. "Según las estimaciones recogidas en la Estrategia de Cuidados Paliativos del Sistema Nacional de Salud (SNS), más de 80.000 personas fallecen cada año en nuestro país sin recibir la atención paliativa que precisan".
Ante esta situación, además de pedir a los políticos que busquen "políticas de consenso", habló de la necesidad de una "conversión pastoral" en la Iglesia.
"La gran familia de la Iglesia no es ajena a este sufrimiento, no solo lo comparte, sino que muchos de sus hijos e hijas lo están padeciendo en su propia carne. Porque siempre —pero en estas circunstancias aún más— la Iglesia está llamada a ser madre".