No se trata de ignorar la situación de derechos humanos o todo lo que sucedió en la preparación del Mundial de Qatar. Pero esta vez vamos a centrarnos en el fútbol y las oportunidades positivas que ofrecen eventos como éste y que sólo ocurren cada cuatro años.
Y es que además de disfrutar los partidos, se puede aprovechar el furor y la alegría de este deporte para hacer otras actividades sencillas para compartir con nuestros seres queridos.
1. Pintar rocas
No necesitas gastar mucho dinero comprando artículos de tus selecciones favoritas que luego terminen olvidados en un clóset o, peor aún, en la basura.
Puedes recolectar piedras en algún parque cercano y luego pintarlas con las banderas de los países o hacer un diseño creativo.
Luego, los niños pueden ponerlas en su escritorio del cuarto, en el jardín de la casa o en el borde de alguna ventana como decoración.
Pintar tiene muchos beneficios cognitivos, te separa del tiempo en pantalla y, además, puede ser una actividad grupal muy divertida y relajante.
2. Investiga tu país
Muchos tenemos varias selecciones favoritas que a veces no son ni siquiera la de nuestro país.
Pero más allá de saber quiénes son sus jugadores estrellas, podemos hacer en casa una noche en familia para compartir datos curiosos de ese país cuya selección nos encanta.
Cada miembro debe escoger un país y luego investigar 5 datos curiosos en Internet.
Puedes proponerlo un lunes y luego el fin de semana hacer un picnic en un parque o una merienda sencilla en casa para que cada quien exponga sus descubrimientos.
Incluso puedes poner las categorías a investigar, como plato típico, flor nacional, sitio turístico más importante y, por qué no, hasta un santo o advocación mariana de esa nación.
No sólo es una actividad diferente en familia, sino que además todos aprenderán algo de distintas naciones. ¡Hasta lo puedes hacer en formato de Trivial y subirlo a las redes sociales! (Sobre todo para esos adolescentes que quieren hacer sus videos para TikTok, por qué no hacerlo de esto).
3. Cultura gastronómica
Bien dice el dicho que un plato te puede hacer viajar a través del paladar. Anímate a investigar platos típicos de algunos de los países clasificados y a hacerlos en esos días que jueguen.
Es una manera interesante de conocer un poco sobre su cultura e incluso, dependiendo de la receta, hasta puedes llevar algunas porciones a tus vecinos, a un centro comunitario o los niños a sus compañeros de escuela.
4. Tu propia camisa mundialista
Tener la camiseta oficial del equipo es genial y puede ser una prenda que te dure años; pero la verdad es que también puede ser bastante costosa (sobre todo en el caso de los niños que crecen tan rápido y en menos de un año podría no servirles).
Anímate a tomar una franela que ya no esté en tan buen estado y conviértela en tu nueva pieza del Mundial…
Puedes usar los colores de tu selección favorita, ponerle el apellido de la familia, crear tu propio escudo, coserle parches y más.
5. Más que ver
Un partido de fútbol también es una gran oportunidad para generar otros temas de conversación y aprendizajes.
Si lo ves con tus hijos, aprovecha también para hablar de las virtudes de algún jugador (por ejemplo, la labor social de Cristiano Ronaldo o la gratitud a Dios por parte de Messi), analizar sus acciones positivas en la cancha más allá de lo deportivo, conversar sobre el trabajo en equipo, señalar cuando hay una mala actitud deportiva y reflexionar cómo pudo ser mejor, etc.
Igualmente, un juego puedo ser la excusa perfecta para escribirle o llamar a alguien con el que quizá estabas un poco distanciado y así empezar una conversación.