Esta es la historia de un padre de familia, Thorkil Sonne y uno de sus tres hijos, el pequeño Lars, que fue diagnosticado de autismo infantil a los 3 años de edad. Su idea de "familia perfecta" se desmoronó.
No lo sabían entonces -cuenta Thorkil- pero resultó que esa situación "diferente" iluminó y fortaleció a esta familia danesa porque ha llegado a conocer lo valioso de la vida.
En unas declaraciones ante Naciones Unidas y el World Economic Forum, este padre cuenta que los niños sufren acoso y muchos de ellos abandonan la escuela porque "no saben" cumplir las normas.
Thorkil deseaba que su hijo tuviese las mismas oportunidades que los demás. Con el tiempo, descubrió que el pequeño Lars tenía una memoria extraordinaria y grandes habilidades en matemáticas y lengua.
A los 7 años, dibujó de memoria el sistema ferroviario y de carreteras danés y el mapa completo de Europa.
Este danés se percató de que, a pesar de ser un niño con necesidades especiales, tenía unas altas capacidades que, posteriormente, serían aprovechables en el mercado laboral.
Así que este "padre coraje", después de haber trabajado durante 15 años en el sector TIC, se animó a crear una organización global para poner en valor estas capacidades para el mundo corporativo y facilitar la inserción de estas personas en el mercado laboral.
Por su hijo hipotecó su casa
Nadie creyó en él, ni siquiera el gobierno danés quiso apoyarle con subvenciones. Para la puesta en marcha de su idea no dudó en hipotecar su casa.
Creó la fundación y la empresa Specialisterne, (los especialistas, en danés). Tiene operaciones en numerosos lugares alrededor del mundo. Trabajan como consultores de negocio en el sector TIC tanto para el sector público como privado y está presente, de forma directa o indirecta, en 25 países.
Ha creado un millón de empleos para personas con autismo y desafíos similares a través del emprendimiento social, el compromiso empresarial y un cambio de mentalidad global.
En España, esta empresa cubre dos ámbitos: por un lado, proporciona formación a las personas con autismo para incluir a este segmento de la población en el mercado laboral y, por otro lado, ofrecen el talento de estas personas a las empresas para que las incorporen en sus equipos. Un win-win (todos ganan).
En el caso de España, Specialisterne forma a estos alumnos, los contrata y realiza un coaching interno y un seguimiento laboral.
"Se da un soporte al equipo de la empresa y luego ese apoyo se reduce a una sesión por semana, donde se realizan los ajustes tanto del empleado como del manager y su equipo, para verificar que todo funciona bien y que el trabajo que realiza el empleado es correcto. La atención que se presta se ajusta a las necesidades de cada persona", nos cuenta Elena Velasco, directora de Comunicación y Marketing en España.
Les cuesta relacionarse pero...
"Hablamos de personas con autismo de nivel 1, autismo de alto funcionamiento, que no tienen discapacidad intelectual", explica. "A muchos les cuesta relacionarse porque tienen unos intereses fijos o porque no dan importancia a detalles como una invitación a un café, un saludo de buenos días, etc".
No todos se comportan de esta manera, pero ellos entienden que van a la empresa a trabajar.
"A algunos hay que decirles que paren un rato a descansar y a otros hay que recordarles que tiene que dejar de descansar para incorporarse al trabajo. Todo depende de cada personalidad".
Son unos compañeros excelentes
"Se les proporciona una formación técnica, pero sobre todo con la adaptación social, desde el tipo de rutina, la vestimenta, la puntualidad, el trato con los compañeros, con los jefes, cómo comunicarse… Todos aquellos aspectos que puedan verse afectados para conseguir mantener el puesto de trabajo, que tengan una progresión laboral y que su rendimiento aumente. Son unos compañeros excelentes."
Un ejemplo de alta concentración y productividad
Es un tópico la creencia de que a todos se les dan muy bien las matemáticas y la programación. El porcentaje de genios dentro de la comunidad autista es el mismo que fuera de ella.
Elena nos pone el ejemplo de un empleado con autismo que tenía que digitalizar cajas y cajas de documentos.
Un compañero de la empresa comprobaba que estuvieran bien. Incorporaron a tres personas más con autismo y, mientras una de ellas hacía entre 90 y 100 ¡otra de ellas hacía 300! Esta persona demostraba una capacidad de concentración mayor, le gustaba ese trabajo y no paraba de las 8 de la mañana a 6 de la tarde.
Tenía un rendimiento triple al de una persona neurotípica (lo que en general se entiende como una persona común).
Pueden realizar los mismos trabajos que los demás, pero algunos manifiestan unos potenciales por encima de la media. Además, tienen una alta capacidad para identificar errores, por encima de cualquier otro individuo.
Una persona autista enriquece mucho un equipo porque aporta unos puntos de vista y soluciones diferentes.
"Simplemente, hay que darle instrucciones concisas y claras, si puede ser por escrito mejor que de forma verbal. Se ha dado el caso de que así se le indicó a un manager y éste dijo que esta técnica la había incorporado a todos los miembros de su equipo porque vio que resultaba muy eficaz y el equipo ha funcionado mejor", dice Elena.
"Al final, el manager ha aprendido a gestionar personas y a todo su equipo mucho mejor, a raíz de tener a un empleado con autismo. (Los autistas) Enriquecen, aportan ideas nuevas y una forma de ver las cosas de modo distinto".
Las empresas que los contratan son, en definitiva, un espejo de la propia sociedad, porque la sociedad es diversa.
Los que estamos fuera del espectro autista parece que tras la pandemia valoramos mucho más la integración.
Elena explica que "ha sido un punto de inflexión. Por la pandemia se valora mucho más a las empresas con propósito en el ámbito social, preocupada realmente por la sociedad, no sólo por el aspecto económico. En Estados Unidos", comenta, "se ha visto mucho con la Gran Renuncia. Directivos que han renunciado a un buen puesto de trabajo para irse a empresas más sociales y más inclusivas en todos los aspectos".
América Latina y Caribe
Desde las oficinas en Barcelona y Madrid, y con una plataforma de formación online, están replicando el modelo de Specialisterne en toda la región de América Latina y Caribe.
Dispone de una oficina en São Paulo, Brasil; está creando una oficina en Ciudad de México, y ya ha tiene proyectos en Argentina, Colombia y Costa Rica.
En Costa Rica, la cooperativa Coopenae R.L, con más de 55 años de existencia, referente en el mercado de cooperativas de ahorro y crédito, ha firmado un acuerdo de colaboración con Specialisterne por el que han seleccionado y formado a personas autistas que han comenzado a trabajar en la cooperativa.