Papa Francisco rezó, en este segundo domingo de Adviento, el Ángelus en la plaza de San Pedro y nos invito a todos a "purificarnos del sentido de superioridad, del formalismo y de la hipocresía" y explicó: "Con Jesús siempre hay una oportunidad de volver a empezar". "¡Él nos espera y no se cansa jamás de nosotros!"
"Para acoger a Dios no importa la destreza, sino la humildad; hay que bajar del pedestal y sumergirse en el agua del arrepentimiento", así lo expresó el Papa Francisco asomado desde la ventana del Palacio Apostólico y frente al Pesebre y el árbol de la Navidad recientemente inaugurado.
Papa Francisco hizo alusión al Evangelio del día y se preguntó: "¿Qué se esconde detrás de su severidad, detrás de su aparente dureza? ¿Cuál es el secreto de Juan? ¿Cuál es el mensaje que la Iglesia nos da hoy con Juan?"
Su respuesta: "En realidad, el Bautista, más que un hombre duro, es un hombre alérgico a la duplicidad. Por ejemplo, cuando fariseos y saduceos, conocidos por su hipocresía, se acercan a él, ¡su "reacción alérgica" es muy fuerte!"
Papa Francisco alertó a todos del peligro de la hipocresía: "porque puede arruinar incluso las realidades más sagradas".
El adviento y las máscaras
"El Adviento es un tiempo de gracia para quitarnos las máscaras - que cada uno tiene- y ponernos en fila con los humildes; para liberarnos de la presunción de creernos autosuficientes, para ir a confesar nuestros pecados, aquellos escondidos, y recibir el perdón de Dios, para pedir perdón a los que hemos ofendido. Así comienza una nueva vida", explicó el Papa que pidió seguir el camino de la humildad.