La ayuda de la clarisa Maria Costanza Panas fue decisiva en la curación de un bebé producida milagrosamente el año 1985. Así lo reconoció la Iglesia católica, y la declaró beata el 9 de octubre de 2022.
La pequeña salvada gracias a la intercesión de la Madre Costanza padecía "sufrimiento fetal severo por anemia feto-natal y hemorragia cerebral, con fallo multiorgánico".
Los médicos no habían dado ninguna posibilidad de supervivencia a la niña, al menos según el conocimiento médico.
Fueron sus abuelos quienes imploraron la intercesión de Madre Costanza Panas.
La curación fue instantánea e impactante para los médicos que seguían el curso clínico de la niña.
El milagro posibilitó la beatificación de esta monja de clausura, conocida por su confiada acogida a los que llamaban a su monasterio en Fabriano (Italia).
"Acogió sin dar nunca la sensación de prisa, escuchaba con interés y aconsejaba con confianza, dando serenidad, con plena humanidad", escriben sus biógrafos.
En sus últimos años de vida, gravemente enferma sin poder levantarse de la cama, ofreció sus sufrimientos por el Concilio Vaticano II.
El papa Francisco apreció el carisma de la Madre Planas con motivo de su beatificación: "Acogía a los que llamaban al monasterio, infundiendo serenidad y confianza a todos", destacó. "Que la beata María Costanza nos ayude a tener siempre confianza en Dios acogida del prójimo".
Enamorada de Jesús
Nacida el año 1896 en la zona de Belluno como Agnese Pacifica Panas, llevó una vida exitosa pero alejada de Jesús.
Pero deseaba vivir con las clarisas capuchinas de Fabriano, con las que se carteaba, hasta que se convirtió en una de ellas y finalmente en la abadesa.
Escribió tratados ascéticos, varios libros pequeños de meditación y muchos poemas que muestran su profundo amor a Jesús.
Algunas de sus frases resonaron en la ceremonia de su beatificación, a la que asistió la niña curada por su intercesión, ya adulta:
"El altar es la escuela de todas las virtudes, el lugar donde, junto a Jesús, se encuentra María, la Madre, y la otra Madre, la Iglesia"
“Sean santas para ser verdaderas hijas de la Iglesia, para honrar y amar a la Iglesia, que es el gran amor, la exquisita ternura del Corazón de nuestro Jesús"
El Padre Pío conoció a la Madre Panas, leyó sus escritos y predijo su santidad.