"Miren que vendrá el deseado de todas las naciones, y la casa del Señor se llenará de gloria"
El momento más esperado del año llega. Ha comenzado la segunda etapa del Adviento.
A los cristianos, la Palabra de Dios nos prepara de forma inmediata para el nacimiento de Jesús.
Lo leemos en la lectura del santo evangelio según San Mateo 1, 1-17, que trata la genealogía de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Catorce generaciones tienen que haber existido antes, comenzando con Abraham hasta el Rey David y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, nos dice la Palabra en los evangelios. Y antes de ellos, lo explica el Antiguo Testamento.
Jacob tuvo un sueño
También en Génesis 28 10-15 leemos que Jacob tiene un sueño por la noche, en el que ve una escalera que partía desde la tierra hasta el inicio del cielo.
En su sueño podía ver cómo subían y bajaban ángeles a lo largo de ella. Y vio a Nuestro Señor colocarse en el primer peldaño al final de la escalera.
Entonces el Señor, Dios, le prometió darle en herencia la tierra. Y además le dijo que su descendencia se extendería al este y al oeste; al norte y al sur.
Y he aquí que podemos comprobar que en efecto, la tierra entera se llena cada año del espíritu de Dios, de la luz de un Salvador, del Amor, por medio del cual cada ser humano es creado, alimentado, protegido, amado y llamado para una vida que es eterna.
No pases por alto el sueño de Dios
La promesa de Dios es para siempre, hasta el fin de las generaciones. Nos ha creado para su corazón y por lo mismo, Dios ha puesto en cada corazón cristiano este sueño: "que todas las naciones del mundo se llamarán benditas por causa suya" (Ruperto de Deutz, monje, teólogo y místico del siglo XII).
La propuesta de Dios para el hombre va más allá del estrés que se intensifica al salir de compras días enteros, escogiendo los mejores regalos para los seres amados.
Va más allá de la hermosa decoración en cada hogar; más allá del gigantesco árbol de Nueva York y sus luces, y más allá de la imponente torre decorada Eiffel en París.
Todo esto está muy bien para aquellos que solo conocen que Jesús es el fundador de la religión cristiana.
Y aunque los cristianos compramos y decoramos en su honor, es importante recordarnos que lo principal es tratar de evangelizar desde el lugar en que el Señor nos haya colocado. Solo así, todas las naciones serán suyas.
Vivamos el verdadero encuentro con el amor de Dios, que está allá en el Pesebre. En una cuna de paja desde donde emana una gran Luz.
