El cardenal Marc Ouellet ha dicho ¡ya basta! y decidió emprender una demanda en contra de la mujer (la señora F, para salvaguardar su anonimato) que lo acusa de haberla agredido sexualmente, cosa que el cardenal ha negado públicamente, tanto las afirmaciones como los hechos que le imputa la demandada.
En la demanda, el cardenal Oullet reclama una compensación por los daños y perjuicios que ha sufrido en relación con las declaraciones difamatorias de la demandada quien, en varios medios de comunicación, ha sostenido haber sido agredida sexualmente por el entonces arzobispo de Quebec.
Por lo demás, aunque fuesen ciertos los dichos de la demandada (cosa que el cardenal Ouellet ha negado categóricamente), éstos no podrían ser calificados como una "agresión sexual".
Utilizar estos términos por parte de la demandada y sus abogados, constituye una falta grave e intencionada.
Lo mismo puede decirse sobre el hecho de asociar en un procedimiento judicial gestos pretendidamente realizados por el cardenal Ouellet en un contexto público, propio de su investidura, que no tienen intención ninguna de naturaleza sexual y que carecen de relación con la comisión de gestos reiterados de naturaleza sexual cometidos en un contexto de intimidad y que implican, en la mayoría de los casos, abusos de menores.
Atribuir comportamientos similares del cardenal Oullet con los que se atribuyen a los abusos de menores dentro de la Iglesia católica hace nacer en el espíritu del ciudadano ordinario la percepción de que es un sacerdote dado al mismo tipo de conducta, y no lo es tal.
Las declaraciones y las afirmaciones de la Señora F., tanto en público como en el contexto en el que se hicieron –dice la demanda-- han afectado profundamente al cardenal Ouellet y a sus allegados. Dejarán una huella indeleble en su honor, su fama y su dignidad, lo cual debe ser resarcido de inmediato.
Cuatro encuentros y ningún recuerdo
El actual prefecto de la Congregación de los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, fue nombrado el 15 de noviembre de 2002 por el papa Juan Pablo II arzobispo de Quebec y primado de la Iglesia católica en Canadá.
Fue el propio Juan Pablo II quien lo elevó a cardenal el 21 de octubre de 2003. En 2010 se trasladó a Roma y desde entonces ejerce su ministerio en la Ciudad Eterna.
La Señora F introdujo su demanda en contra del cardenal Oullet dentro de una demanda generalizada contra el arzobispado de Quebec en la que se atribuyen a diversos clérigos abusos sexuales de menores.
Ahí también se inscribe la historia que dice haber vivido la Señora F., mayor de edad, entre 2008 y 2010.
Los actos imputados al cardenal Oullet sucedieron, según la demandada, durante cuatro encuentros y han sido formuladas también públicamente por la Señora F. y sus abogados en el marco de entrevistas y reportajes. Además de haber sido formulados en una denuncia transmitida al Papa Francisco.
El Pontífice nombró a un sacerdote para llevar a cabo la investigación y tras ésta concluyó que "no existen elementos suficientes para abrir una investigación canónica por agresión sexual a la persona F. por parte del Cardenal Ouellet", según el comunicado emitido por la Oficina de prensa de la Santa Sede.
Cabe resaltar que el cardenal Ouellet no solamente niega haber tenido las interacciones descritas por la Señora F. (acercamientos en una mesa, masajeo de los hombros, susurrarle al oído para que le dijera su nombre, etcétera), sino que ni siquiera tiene recuerdo de ella.
En resumidas cuentas: el cardenal Ouellet no la conoce
Tampoco cuadra el relato de los hechos con la naturaleza de las interacciones que llevaba a cabo el cardenal en un contexto de presencias públicas propio de su ministerio, como el descrito por la Señora F.
Por ello, el 19 de agosto de 2022, el cardenal Ouellet negó públicamente las afirmaciones/declaraciones de la demandada., como se lee en el comunicado de prensa publicado en la página web oficial del Vaticano.
La compensación para los autóctonos
En cualquier caso –dice la demanda interpuesta por el cardenal Ouellet en contra de la Señora F.—la calificación como "agresiones sexuales" de los gestos atribuidos al entonces arzobispo de Quebec, es dolosa y mal intencionada, lo mismo que presentar estas declaraciones junto con otras que implican actos graves cometidos con menores de edad. La demanda lo aclara con profusión y con certeza.
Las afirmaciones falsas hechas por la Señora F en contra del cardenal Ouellet siguen siendo causa de un atentado grave a su fama tanto personal como profesional.
Los dichos de la demandada han sido contados en más de 13 países y en seis lenguas diferentes.
Para el cardenal, como para cualquier miembro del clero, una acusación de agresión sexual o de conducta sexual impropia, es la peor mancha que se pueda tener en su expediente, especialmente en el contexto de los escándalos que han sacudido a la Iglesia católica.
Estas imputaciones han levantado, irremediablemente, la duda sobre su probidad y lo han hecho vivir una angustia psicológica importante.
Finalmente, y visto el importante atentado contra su reputación, el cardenal Ouellet tiene derecho a reclamar la suma de 100.000 dólares canadienses en concepto de reparación de daños.
Toda compensación financiera que pudiera recibirse en el marco de estos procedimientos será donada a favor de la lucha contra los abusos sexuales sufridos entre los Autóctonos de Canadá.
El procedimiento se promovió este mes de diciembre de 2022 en el distrito judicial de Montreal (Canadá), ya que las afirmaciones difamatorias comenzaron a circular en esa jurisdicción.