El "don de la llamada", el "discernimiento" y la "sorpresa" constituyen, según él, los tres dones de Dios para los Reyes Magos y para el mundo.
Tras presidir la Misa en la Basílica de San Pedro en la fiesta de la Epifanía -que celebra a los tres Reyes Magos que vinieron de Oriente para adorar al niño Jesús en Belén-, el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico para recitar la oración mariana con el fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
En su breve catequesis, el pontífice argentino invirtió la historia de la llegada de los Reyes Magos a Belén para ofrecer otra lectura de este pasaje evangélico. En lugar de comentar los dones ofrecidos a Jesús, prefirió dar cuenta de los "tres dones preciosos" que Dios les dio entonces.
"El primero es el don de la llamada", explicó el Papa de 86 años, precisando que los Reyes Magos no habían previsto la venida de Jesús "leyendo las Escrituras o teniendo una visión de ángeles" sino "estudiando las estrellas". . "Nos dice algo importante: Dios nos llama a través de nuestras mayores aspiraciones y nuestros mayores anhelos", enseñó el ex provincial de los jesuitas de Argentina. "Educados y sabios, estaban más fascinados por lo que no sabían que por lo que sabían", dijo, invitando a todos a salir de sus "zonas de confort" para buscar a Dios.
Los Magos recibieron entonces el don del "discernimiento", continuó el Papa, recorriendo el camino de estos hombres que no cayeron en la trampa del rey Herodes, que entonces buscaba suprimir al niño Jesús. El Papa Francisco elogió la lucidez de los Reyes Magos que supieron distinguir "entre el propósito del camino y las tentaciones" encontradas en el camino. Instó a los cristianos a "no cansarse nunca" de pedir el don del discernimiento.
"Finalmente, los Reyes Magos nos hablan de un tercer don: la sorpresa", concluyó el Papa, recordando que los tres "hombres de alto rango social" se habían encontrado con un "bebé" en el pesebre, un "Dios en la pobreza". Si bien podrían haber pretendido honrar a un "Mesías poderoso y prodigioso", "no creen equivocarse" y "saben reconocerlo", señaló el obispo de Roma, subrayando que es "en la humildad, en el silencio, en la adoración, en los pequeños y en los pobres" que "se encuentra con el Señor".