"El origen de todo está en la pandemia", recuerda Ernesto Monsalve, director de la Joven Orquesta de Valladolid (JOSVA) que el pasado 7 de diciembre estrenó su Oratorio de Navidad en el Vaticano. Un concierto que fue la culminación de una aventura inesperadamente larga, y la compensación de muchos momentos amargos vividos por el camino.
Antes, por la mañana, el Papa Francisco recibió a los setenta y cuatro miembros de la orquesta desplazados a Roma.
Era el fin provisional de una aventura que se inició dos años y medio antes, cuando las medidas de confinamiento por la epidemia de Covid desbarataron proyectos, conciertos y giras y tornaron casi inútiles los esfuerzos de los jóvenes músicos.
"Muchos alumnos y compañeros lo pasaron muy mal. Se vivieron situaciones muy duras psicológicamente", recuera Monsalve, al que todavía duelen los más de treinta conciertos cancelados entre marzo y junio de aquel aciago 2020, incluyendo una gira por Portugal.
"Fue un parón tremendo en el momento de mayor apogeo musical de la orquesta en toda su historia", se lamenta. La JOSVA cumplirá este año dos décadas de existencia como orquesta de formación, en la que los futuros músicos profesionales se inician en las exigencias de la música en equipo y en el directo.
"La cultura se dejó abandonada, y quedó claro que no era esencial. Fue doloroso, pero lo asumimos y aceptamos como un deber para con la sociedad".
Pero lo peor estaba por llegar, pues cada vez que parecía que los teatros, o los templos, podían reabrir, se aprobaban nuevas restricciones.
"Me reuní con el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y con el arzobispo de la ciudad en ese momento, don Ricardo Blázquez, y acordamos preparar un Concierto de Navidad en la Catedral".
Tomaron como punto de partida los extractos de la Biblia que Saint Saens utilizó para su oratorio y decidieron ponerle su propia música. "Había que hacerlo en un tiempo récord y pedí ayuda a otros tres compositores amigos: Oscar Martín, Pablo Toribio y David Rivas". Entre los cuatro, y bajo la dirección de Monsalve, compusieron la primera partitura en una semana, que pudo ser interpretada en la Catedral en diciembre de 2020, ante sólo 125 personas, por expresa limitación de las autoridades.
Aunque peores aun eran las restricciones que operaban para los servicios religiosos en Castilla y León: únicamente 25 personas, independientemente del tamaño del templo. De modo que, por las paradojas de aquellos tiempos Covid, a la misa anterior al concierto sólo pudieron asistir 25 personas, mientras que para la actuación, acogida a la normativa para actividades culturales, se permitieron 125, cinco veces más. Pero muy pocos en todo caso.
El concierto hubo de celebrarse sin coro, de nuevo por las restricciones administrativas, pero con los mismos cuatro solistas que años después interpretarían la obra en el Vaticano.
"Fue una de las Navidades más tristes que se recuerdan, y todos los ensayos requirieron el uso de salvoconductos, porque había desplazamientos entre provincias", rememora Monsalve.
El caso es que, tras hacer balance del resultado, la JOSVA le pidió a Ricardo Blázquez que mediara para presentar la obra en el Vaticano. Aquellas gestiones se iniciaron en 2021 y culminaron hace unos días. Entretanto, el arzobispo se jubiló y ocupó su lugar Luis Argüello, que renovó el respaldo al proyecto.
El estreno estaba previsto para la Navidad de ese mismo 2021, pero nuevamente las restricciones obligan a posponerlo todo y a volver a empezar. Por el camino se unen como ‘equipo de apoyo’ el también obispo vallisoletano Aurelio García Macías, residente en Roma, el responsable cultural de la Santa Sede, el veterano periodista Antonio Pelayo, también de Valladolid, y José Jaime Brosell, rector de la Iglesia Nacional de España en Roma.
Para esta representación del Oratorio de Navidad, Monsalve decidió darle una vuelta a la primera partitura, ya en solitario, aunque con la aquiescencia de los otros tres autores.
"En el estreno de 2020 no habíamos incluido la parte de la Adoración de los Reyes Magos y parecía necesario incorporarla", recuerda el director de la joven orquesta. Y, además, se añadieron partes para coros.
Finalmente, el concierto se celebró. Horas antes los músicos pudieron disfrutar de unos minutos de conversación con el Papa Francisco, al término de una audiencia general.
La orquesta le regaló la partitura original con una frase de San Agustín en la portada: "El que ora cantando, ora dos veces". "La frase le agradó mucho al Santa Padre, quien nos dijo: “¡Cómo me gusta que la gente joven use la música para rezar!", recuerda Ernesto Monsalve quien le vio visiblemente satisfecho.
Francisco firmó la partitura personal del director y regaló a todos los músicos un rosario oficial bendecido "y nos pidió que lo usáramos". Esto ocurría entre las 9 y las 10.30 de la mañana del día 7, y un rato después, a las 13 horas, la orquesta era recibida por la embajadora Isabel Celaá en el Palacio de España.
Por la tarde, a las 20 horas, la Joven Orquesta interpretó el Oratorio de Navidad en la Basílica de la Cancillería Apostólica, acompañada de la Schola Cantorum de la propia Basílica, y con el respaldo de cuatro voces principales para las partes solistas: la soprano Ana Lucrecia, la mezzo Beatriz Gimeno, el tenor Alain Damas y el barítono Luis Santana.
"Ha sido un proceso muy difícil, con momentos de mucha saturación. No es fácil llevar a tanta gente hasta Roma, pero estoy muy contento con el resultado", asegura el director de la JOSVA, Ernesto Monsalve. "Mi mayor gozo es ver la ilusión de los miembros de la orquesta, que vivieron situaciones de tristeza, abatimiento y desesperanza y que han visto este estreno en el Vaticano como una recompensa y una compensación".
