Papa Francisco invita, en su mensaje con motivo de la XXXI Jornada Mundial del Enfermo a "reflexionar sobre el hecho de que, es precisamente a través de la experiencia de la fragilidad y de la enfermedad, como podemos aprender a caminar juntos según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura".
Su mensaje, titulado "Cuida de él" tiene como base una lectura de la parábola del buen samaritano. Para Francisco explica que "existe una conexión profunda entre esta parábola de Jesús y las múltiples formas en las que se niega hoy la fraternidad".
"En particular, el hecho de que la persona golpeada y despojada sea abandonada al borde del camino, representa la condición en la que se deja a muchos de nuestros hermanos y hermanas cuando más necesitados están de ayuda", explica el Papa que añade: "No es fácil distinguir cuáles agresiones contra la vida y su dignidad proceden de causas naturales y cuáles, en cambio, provienen de la injusticia y la violencia".
De entre todas estas injusticias y violencia, el Pontífice ha querido detenerse en: "una atrocidad que puede superarse antes que cualquier otra injusticia". Está hablando de la "condición de soledad, de abandono".
Recuerda la parábola y cómo dos religiosos ven al herido y no se detienen mientras que un samaritano, "objeto de desprecio, sintió compasión y se hizo cargo de aquel forastero en el camino, tratándolo como a un hermano".
El miedo a la enfermedad y a la vejez
"Hermanos, hermanas, nunca estamos preparados para la enfermedad. Y, a menudo, ni siquiera para admitir el avance de la edad. Tenemos miedo a la vulnerabilidad y la cultura omnipresente del mercado nos empuja a negarla. No hay lugar para la fragilidad", explica el Papa, que argumenta que cuando esto ocurre nos deja "aturdidos".
Si esto sucede y los demás nos abandonan, comienza la soledad "y nos envenena el sentimiento amargo de una injusticia, por el que incluso el Cielo parece cerrarse". "De hecho, nos cuesta permanecer en paz con Dios, cuando se arruina nuestra relación con los demás y con nosotros mismos", añade Papa Francisco.
"Todos somos frágiles y vulnerables; todos necesitamos esa atención compasiva, que sabe detenerse, acercarse, curar y levantar. La situación de los enfermos es, por tanto, una llamada que interrumpe la indiferencia y frena el paso de quienes avanzan como si no tuvieran hermanas y hermanos", añade.
Por eso quiso agradecer a "quienes trabajan cada día por la salud y la investigación". "El COVID-19 puso a dura prueba esta gran red de capacidades y de solidaridad, y mostró los límites estructurales de los actuales sistemas de bienestar. Por tanto, es necesario que la gratitud vaya acompañada de una búsqueda activa, en cada país, de estrategias y de recursos, para que a todos los seres humanos se les garantice el acceso a la asistencia y el derecho fundamental a la salud", añadió.
"Cuida de él" es la recomendación del Papa, la misma que hizo el samaritano al posadero. "La parábola nos muestra con qué iniciativas se puede rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos y levantan y rehabilitan al caído, para que el bien sea común" (n. 67). En realidad, "hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor. No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor" (n. 68).