Giacomo Celentano 'se confiesa' en la quinta edición del tradicional encuentro regional de verano de jóvenes de la Unitalsi lombarda, titulado 'Juntos en el camino de la alegría'.
El hijo de Adriano Celentano y Claudia Mori habló de cómo se encontró con la fe, del 'hijo de papá' que era, al 'hijo de Dios' en el que se ha convertido.
"Enfermedad" y "tierra quemada"
Cuando hizo su debut lanzando su primer álbum en solista en 1989, leemos en www.chiesadimilano.it (11 de julio), admitió que estaba 'dedicado solo a las canciones y a mi trabajo: ya no iba a la iglesia ni rezaba'.
Al año siguiente el mundo se le vino encima: «Una tarde tuve un paro respiratorio que me impedía cantar. Había dejado de hacer deporte, ya no salía con mis amigos, me dejó mi novia...». En pocos meses, Giacomo se encontró 'solo con mi enfermedad' y 'con la tierra quemada alrededor'.
El camino vocacional
Así que volvió a orar, a su manera: «Señor, ¿por qué yo? ¿Quieres que no cante más? ¿Quieres que sea fraile?». Un pensamiento que obstinadamente volvió a su mente. Luego, gracias al padre Emilio, un fraile franciscano de Milán, inició un camino vocacional para comprender cuál era el plan de Dios para él.
Entonces, cuando su guía espiritual le preguntó: «Si Dios te devuelve la voz mañana por la mañana, ¿volverás a cantar o serás fraile?», Giacomo respondió: «Volveré a cantar». Y el padre Emilio: «Entonces el convento era un paliativo». Esas palabras le abrieron los ojos.
Lourdes
Se lee, siempre en el portal de la Curia de Milán, que Giacomo en ese período rezaba mucho, iba a misa, leía textos espirituales. «Luego fui a Lourdes con mamá y papá – recordó – La Gruta de Massabielle me impresionó mucho.
Una tarde había muchos enfermos, incluso más graves que yo, rezando. Yo también recé a la Virgen: "María, no te pido éxito, popularidad, sino de dar sentido a mi vida, de realizarme».
El amor por Katia
Después de Lourdes otro punto de inflexión. Siente que hay algo más que amistad hacia una chica que había conocido poco antes: Katia. Se compromete con ella, pero "en castidad, porque para nosotros era un valor importante", y después de 4 años y medio, en 2002, la boda.
En el 2004, para coronar su amor, nace su hijo. "Somos una familia de creyentes, ahora tratamos de vivir el Evangelio en la vida cotidiana, incluso con nuestras limitaciones, nuestros pecados, nuestra fragilidad".
La caridad
Con Vito Cifarelli, Katia y su hijo, Giacomo, fundó la asociación 'La ciudad de la divina misericordia' (el mismo título del himno que compuso) con el objetivo de ayudar a los niños y adolescentes en dificultad, los pobres, los enfermos, las personas con discapacidades acogiéndolas en un centro de acogida. Ya ha comenzado una recaudación de fondos para hacer realidad este sueño.