El prelado nicaragüense, que lleva casi cinco meses en arraigo domiciliario, tendrá que responder –según la sesgada justicia del país centroamericano—a diversos cargos, entre los cuales se encuentra los delitos de conspiración para menoscabar la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado y la sociedad.
La juez del décimo distrito penal de audiencia de Managua, Gloria María Saavedra, remitió la causa a juicio y mantuvo el arresto domiciliario de monseñor Álvarez, el primer obispo arrestado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007.
Inicia el proceso penal
La Dirección de Prensa y Relaciones Públicas del Complejo Judicial Central de Managua dijo en un comunicado que "se llevó a cabo la audiencia inicial del proceso penal en donde compareció Rolando José Álvarez Lagos en su calidad de acusado".
El obispo Rolando Álvarez –que ha concitado el apoyo internacional—tiene 56 años y su condición de salud no es la mejor. Sin embargo, esto no ha movido un ápice al presidente Ortega, quien lo ha calificado como conspirador.
La diócesis de Matagalpa, de la que es titular el obispo Álvarez (así como administrador de la diócesis de Estelí) fue una de las circunscripciones que mayor número de represalias ha tenido por parte del sandinismo desde que iniciaron las revueltas internas en abril de 2018.
El largo brazo de la justicia de Ortega
"La autoridad judicial revisó las medidas cautelares decretadas en la audiencia preliminar manteniendo el arresto domiciliario, asimismo, admitió el intercambio de información de pruebas y remitió la causa a juicio", dijo en el comunicado la Dirección de Prensa y Relaciones Públicas del Complejo Judicial Central de Managua.
Como es costumbre en estos juicios, nada se precisó sobre los tiempos en los que seguirá el arresto en casa del obispo Álvarez ni cuándo se llevará a cabo el juicio formal, con las pruebas (caso que existan) en contra del prelado.
En la misma causa se encuentra acusado por los mismos delitos el sacerdote exiliado Uriel Antonio Vallejos, y la juez Saavedra mantuvo vigente el oficio a la Interpol para su captura, según el parte judicial.
Mientras se celebraba la audiencia inicial y el obispo Álvarez era obligado a presentarse sin la vestimenta religiosa propia de su ministerio, grupos de fieles católicos de todo el país centroamericano realizaron una jornada de oración a través de redes sociales.
El último bastión
El pasado 13 de diciembre, el Ministerio Público de Nicaragua acusó al obispo Álvarez y al sacerdote Vallejos por los presuntos delitos de conspiración y propagación de noticias falsas. La policía lo acusa de organizar grupos violentos "con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales".
El 2022 la Iglesia católica registró un pico inédito de agresiones del régimen de Daniel Ortega. Según un estudio de la investigadora independiente Marta Patricia Molina, hasta noviembre del año pasado se habían registrado ya 127 agresiones en su contra.
"Los ataques a la iglesia van incrementado, y esto se debe que la iglesia como institución es el último bastión que ha quedado en la lucha cívica en Nicaragua y la dictadura la está viendo como una amenaza, porque los sacerdotes y obispos siguen denunciando las arbitrariedades que se están cometiendo", explicó Molina.