El pasado 8 de enero, en su camino a Ciudad de México para la reunión con sus homólogos de Canadá, Justin Trudeau, y de México, Andrés Manuel López Obrador, el presidente de Estados Unidos Joe Biden se detuvo en El Paso (Texas) para conocer la situación de miles de migrantes latinoamericanos que se encuentran varados en esta ciudad y en la vecina Ciudad Juárez (Chihuahua).
Ahí, Biden se encontró con dos personas católicas que se han distinguido en la lucha por los derechos de los migrantes: el obispo de El Paso, Mark J. Seitz, y la hermana Norma Pimentel, de las Misioneras de Jesús, quien dirige Caridades Católicas del Valle del Río Grande en la Diócesis de Brownsville (Texas).
Ambos pudieron exponer --aunque fuera por unos momentos-- el dolor de los migrantes, obligados a permanecer en condiciones inhumanas en México o en albergues en Estados Unidos.
Una oración desde el corazón de una niña venezolana
Por principio de cuentas, el obispo Seitz, quien es el presidente del Comité de Migración por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, le mostró (y le regaló) una oración escrita por una niña migrante, nativa de Venezuela, quien se encuentra en Ciudad Juárez.
La oración, correctamente escrita detrás de una estampita del Sagrado Corazón de Jesús, decía: "Señor, te pido que me saques de aquí pronto … Quiero estar con mi mami y mi hermana pronto. Amén".
El obispo Seitz dijo en una posterior rueda de prensa que "ella escribió una pequeña oración en español al reverso (de la estampita), que traduje para el presidente". Junto con el prelado estadounidense, varios líderes comunitarios de la ciudad de El Paso y de otras localidades del Estado de Texas, entre los cuales se encontraban, Rubén García de Annunciation House, y la hermana Pimentel, atestiguaron la grave crisis humanitaria que se vive en la frontera entre los dos países.
No perder de vista que son personas
Según el reporte de María Pía Negro Chin para Angelus News, la hermana Pimentel dijo que la presencia de Biden en la frontera "fue significativa".
Más adelante, la religiosa enfatizó en la rueda de prensa que existe la necesidad de unirse como comunidad, incluido el gobierno de la ciudad, la Patrulla Fronteriza y las comunidades religiosas, para salvaguardar la dignidad de las personas mientras se crean políticas para enfrentar el problema de la migración.
"Una de las cosas que nosotros como Iglesia, especialmente las personas de fe, queremos asegurarnos de no perder nunca de vista es el hecho de que son personas, son seres humanos, son familias, son niños, y no podemos perder eso de vista (…) Espero que este sea el comienzo de nuevas acciones". Acciones requeridas porque hay miles de migrantes esperando la solución a su petición de refugio en Estados Unidos.
De hecho, este es el primer viaje del presidente Biden a la frontera con México desde que asumió el cargo. En la visita a El Paso buscó "evaluar las operaciones de control fronterizo" y hablar con quienes ayudan a manejar "el número histórico de migrantes que huyen de la opresión política y la violencia de las pandillas en Venezuela, Haití, Nicaragua y Cuba", según la Casa Blanca.
Apoyenos con lo que les salga del corazón
Entre las cosas que llevó en su saco a la Cumbre de los "Tres Amigos", el presidente Biden fue la estampita del Sagrado Corazón con la inscripción de la niña venezolana.
Otra jovencita migrante venezolana, Yalimar Chirinos (19), del lado mexicano de la frontera, mostraba a los periodistas un cartel que resume la situación de abandono en que se encuentran estas víctimas de dictaduras latinoamericanas: "Hola amigos, somos de Venezuela, apóyenos con lo que les salga del corazón. Dios los bendiga".
Por ello, en la conferencia de prensa, el obispo Seitz dijo que le preocupan los que ya están en camino a Estados Unidos. "Vendieron todo lo que tenían solo para poder hacer este viaje e hicieron el peligroso recorrido de 3,000 millas… Por fin llegan a Ciudad Juárez, por ejemplo, ¿y luego qué? ¿Adónde van?"
Muchos irán de regreso al lugar de donde salieron. Otros, se quedarán deambulando por meses en lugares peligrosos de México. Algunos se quedarán a vivir en este país. Los demás, probablemente se perderán en el camino.