Invitar al Papa a Lisieux no es nada nuevo. Cada año, los alcaldes de Lisieux invitan oficialmente al Santo Padre con motivo de las celebraciones teresianas, que tienen lugar a finales de septiembre-principios de octubre.
Sin embargo, el Año Jubilar, que comenzó el 8 de enero con motivo del 150° aniversario del nacimiento de Teresa (2 de enero de 1873) y el 100° aniversario de su beatificación (29 de abril de 1923), permitió sostener un poco más la invitación hecha al Papa.
Sin mencionar que Thérèse es una de las personalidades seleccionadas por la UNESCO para su bienal 2022-2023.
Así, el obispo de la diócesis de Bayeux-Lisieux, Monseñor Jacques Habert, invitó al Papa Francisco durante su visita a Roma el pasado mes de octubre.
Luego, en diciembre, el rector del santuario, el padre Olivier Ruffray, aprovechó una estancia en el Vaticano para invitar a Francisco. Hasta la fecha, la Santa Sede no ha emitido ninguna respuesta positiva. Y si el Papa está apegado a la pequeña Teresa, llamándose "amiga de Santa Teresa del Niño Jesús" y se refiere regularmente a sus obras, un viaje del Papa, si estuviera previsto, ya estaría anunciado.
La última visita de un Papa en ejercicio a Lisieux se remonta a Juan Pablo II, el 2 de junio de 1980. Había reunido a unos 300.000 peregrinos. Los días 29 y 30 de abril se celebrarán los 100 años de la beatificación de santa Teresa bajo la presidencia del cardenal Aveline, arzobispo de Marsella.
Hoy, el santuario de Lisieux recibe a más de un millón de personas al año, lo que lo sitúa en el segundo lugar entre los santuarios más visitados de Francia, después del de Lourdes.