Gladys Margarita Bolaños y Jaime José Hernández llevan treinta años viviendo como pareja, y recién, el 30 de diciembre de 2022, recibieron el sacramento del matrimonio. De estos esposos nacieron dos mujeres y un varón que es el menor de la familia: Fray Gerardo.
Fue hace seis años cuando Gerardo respondió el llamado a la vida religiosa; hace tres, profesó su consagración a Dios en la orden Hermanos Menores Capuchinos que tiene por fundador a San Francisco de Asís. La principal actividad de esta orden en Venezuela es la misión en territorios indígenas. Gerardo vive en el convento de La Florida, en Caracas.
El anuncio del Evangelio es la tarea principal por la que optó el joven fraile Gerardo Hernández. Sus padres nunca le impidieron el ingreso a la orden de los capuchinos. Tal vez Jaime, por ser su único hijo varón, esperaba que regresara a casa.
Gerardo nunca expresó inquietud porque sus padres no se habían casado "por la iglesia" como se dice en Venezuela. "Aunque sea religioso, nunca he querido influir de una manera tal vez ‘autoritaria’ en la vida espiritual de mis familiares y amigos, si no ser un testimonio pasivo en la forma en que nos tratamos". Eso sí, rezó mucho por sus padres.
Mis padres optaron por fortalecer su amor con la gracia de Dios
El fraile envió un mensaje de agradecimiento a Aleteia por la publicación de la boda en la que 15 parejas se casaron en la parroquia “La Milagrosa” de Valencia (Venezuela), el 30 de diciembre de 2022. ¡Que alegría para Fray Gerardo! Entre ellos estaban sus padres.
"Crecí viendo como mis padres no comulgaban en las eucaristías que asistíamos, lo cual, fue normalizado en mí y nunca lo vi contrario a la fe, pues asumí que mi familia era así. Creo que ellos son el fruto de una generación que vio en el sacramento del matrimonio una institución rígida y sin salidas que los podía atar a una familia disfuncional".
Ese día el fraile menor acompañó en la ceremonia y presenció el "Sí" de sus padres ante Dios y el párroco Henry Miguel Kristen. Explicó que un día antes de la boda, el 29 de diciembre, la historia de sus padres y de 14 parejas más, había cambiado para siempre.
"Ellos decidieron optar por fortalecer su amor a través de la gracia santificante del matrimonio. Fueron 15 parejas que ya maduradas por la convivencia y el sincero deseo de unión, valientemente optaron por una vida familiar en Jesucristo".
Un lugar en la mesa del Señor
"Ese día la Iglesia se llenó de mucha alegría e ilusión porque muchas historias familiares no tendrían un final feliz, sino que tendrían la fuerza del Espíritu Santo para seguir construyendo familias felices, sanas y amorosas. Me sentí dichoso ese día porque mis padres y 14 parejas más, volvían a tomar un lugar especial en la mesa del Señor", dijo.
Comentó que todos ellos "abrieron con más profundidad y fuerza sus vidas a Cristo para ser sanados, liberados y llenados por el amor misericordioso de Dios, lo cual, es la fuerza que puede transformar familias y a la Iglesia local". Fue agradecido con los demás esposos "por decir sí"; y con el padre Henry Kristen "por traer a muchos de nuevo a la casa de Dios".
Es nuestra historia de salvación
"Esta es nuestra historia personal de salvación; nuestra historia familiar con Dios. Por supuesto que esto para mí significó muchísimo. Es, además, una gran alegría porque mis padres a su vez, están teniendo una historia de salvación y sanación con este camino que están emprendiendo", agregó el hermano Gerardo a través de un sonido de voz.
Jaime le dijo a Gladys: Nos vamos a casar…
Gladys también compartió parte de la experiencia familiar. Recordó que estando en las misas "siempre lloraba cuando veía a la gente comulgar y yo no podía". Ella, no obstante, seguía esperando que Jaime, su compañero de vida, tomara la decisión. Ella le insistía.
El Viernes Santo de 2022, Jaime se confesó con el padre Kristen y le preguntó cómo hacía para casarse. "Mi corazón se alegró, al ver que Jaime Hernández tomó la iniciativa", dijo Gladys. "Pero de eso pasó mes y mes y nada…".
Posteriormente, en los primeros días de diciembre de 2022, ella le aseguró a Jaime: "Para el próximo año nos casamos". Él no contestó; se quedó como mudo. "Gracias a Dios, el padre Henry lo vio el lunes 26 en la iglesia y le dijo: "estás en una lista para casarte".
Después Jaime llegó a la casa nervioso y con el aviso. "El padre Henry me dijo que te vas a casar. No le entendí, pero que lo llames", le comentó a su mujer. "En ese instante sentí una explosión en el pensamiento entre alegría y confusión", aseguró Gladys.
Llegó el 30 de diciembre, día señalado para la boda. "No hizo falta traje, fiesta ni invitados … Pero ese fue y será el día más feliz de mi vida", comentó la madre del fraile capuchino en mensaje recibido por Aleteia. Entretanto, Fray Gerardo, muy conmovido por el hecho y dando gracias a Dios, presenciaba la boda eclesiástica de sus padres.