Con los cuidados de la Enfermería de la Compañía de Jesús en San Miguel, provincia de Buenos Aires, falleció este 24 de enero a los 84 años el padre Juan Carlos “Toto” Constable, ex compañero de estudios de Jorge Bergoglio, enviado por él ya como jesuita a la misión en el monte de la Provincia de Santiago del Estero donde permaneció más de 45 años.
Catamarqueño de nacimiento, se trata de un entrañable e inolvidable misionero para la Comunidad de San José del Boquerón, en el norte santiagueño, que supo retomar junto con otro padre jesuita la misión que la Compañía de Jesús había emprendido hasta la expulsión de 1751. Y retomar el vínculo afectivo.
Tan entrañable había sido el encuentro entre los indígenas y los jesuitas en aquella Reducción de San José de las Petacas que, como rescataba el imprescindible historiador de las misiones padre Guillermo Furlong SJ, los pobladores expresaban: “El amor que nos han tenido, no sabemos explicarlo; solo decimos que nos quitáis la vida del alma y del cuerpo en privarnos de nuestros padres y hermanos a quien estimamos más que nuestra vida…”.
Ya en el siglo XX el entonces obispo de Añatuya monseñor Jorge Gottau pidió al entonces provincial de la Compañía de Jesús, padre Jorge Bergoglio, que los jesuitas retomen aquella misión del siglo XVIII, y fue así que en 1974, enviados por el hoy Papa Francisco, llegaron a Santiago del Estero los padres Juan Carlos Constable y Agustín López.
El padre Juan Carlos había compartido estudios con el padre Bergoglio, quien fue ordenado un año antes. El padre Constable lo fue en 1970, a los 32 años, en una celebración presidida por el entonces obispo de La Rioja, hoy beato Enrique Angelelli. Luego de un tiempo de misión en San Miguel, en 1974 llegó a Añatuya por el pedido de monseñor Gottau, y ya en 1975, enviado por el hoy Papa Francisco, tomó la posta en la comunidad de San José del Boquerón para así retomar con el padre López el emprendimiento misionero jesuita de San José de las Petacas.
Contaba el Obispado de Añatuya en una reseña por los 50 años de sacerdocio del padre Juan Carlos que ante la enormidad de la tarea y el abandono de las poblaciones de la zona, les tocó iniciar “una ardua tarea de Pastoral, Evangelización y Promoción e todos los aspectos”. Pero no estuvieron solos. Encontraron en la comunidad perennes huellas del anuncio de sus hermanos jesuitas siglos atrás. Según rescatan en la reseña que de su vida publicó la comunidad de Boquerón , “todo lo que habían sembrado sus antiguos hermanos jesuitas había dado el fruto de una fe muy profunda, muy arraigados en el Bautismo (con ‘los bautizadores’), el rezo del rosario y los novenarios a los santos y la Virgen, mantenida de generación en generación por los rezadores, que aún hoy existen”.
Luego de 45 años de misión y promoción, y tras celebrar sus bodas de oro sacerdotales, en 2021 el padre Juan Carlos Constable fue destinado a la Enfermería de la Compañía de Jesús, en el mismo predio en el que había sido ordenado sacerdote, donde inició su vida de misión en San Miguel. Ante el profundo arraigo del padre Constable con el monte, múltiples feligreses se dirigieron entonces al provincial jesuita para evitar el traslado. Pero el padre Juan Carlos ya había cumplido su misión en el monte, y encontraría en la Enfermería la paz y los cuidados para transitar sus últimos años de vida. Así fue.
Además de su entrega misionera en el monte, el padre Constable fue un destacado compositor y cantautor de música religiosa popular, autor de cerca de 50 canciones, algunas que aún hoy siguen siendo animadoras de misas, peregrinaciones y encuentros.
Gran parte de las reseñas que de él hoy se escriben cierran con una frase de una de ellas, verso que es tanto fruto como retrato de su misión: “Por ti, mi Dios, cantando voy, la alegría de ser tu testigo, Señor”.
Para más información de la misión de los jesuitas en San José del Boquerón, visitar http://jesuitasboqueron.com.ar/