Este hecho extraordinario ocurrió en el a finales del siglo XVI o principios del XVII, en la localidad de Colli (Pescara, Italia) donde había un espeso bosque de encinas.
Allí los campesinos solían llevar a pastar a sus rebaños y un día atraídos por una luz que venía de entre los arbustos, encontraron entre las ramas una laja de piedra.
En la piedra como un encanto apareció, poco a poco una imagen pintada. No apareció color por color como suelen trabajar los artistas, sino toda de una vez.
La imagen reportaba a la escena del Descendimiento de la Cruz: la Virgen, que sostiene sobre sus rodillas el cuerpo sin vida de su Hijo Jesús. Con la peculiaridad que el corazón de Nuestra Señora estaba atravesado por siete espadas.
Los pastores viendo de que se trataba de un acontecimiento extraordinario decidieron por lo que se llevar la imagen a una modesta capilla cerca del lugar.
Pero a la mañana siguiente ocurrió un nuevo evento asombroso. Varias personas acudieron al lugar de la aparición para comprender lo que había sucedido y la imagen estaba de nuevo allí, en la misma posición que el día anterior.
Se creyó que alguien la había transportado de nuevo entre los arbustos, que se trataba de una broma y la volvieron a trasladar de nuevo a la capilla.
Ante el asombro de todos, el mismo hecho prodigioso ocurrió al día siguiente.
Una vez más trasladaron la imagen a la capilla, esta vez, se aseguraron que las puertas y ventanas estuvieran bien cerradas y encargaron a algunas personas de vigilar toda la noche.
Todo fue en vano, al día siguiente hallaron la imagen de nuevo en el mismo lugar dónde se apreció.
Es así como el pueblo comprendió que era evidente que la Virgen no quería moverse de ese lugar y le construyeron una pequeña capilla.
Posteriormente se proyectó y construyó un nuevo santuario de mayores incorporando la primitiva y pequeña capilla.
El Santuario actual fue consagrado oficialmente el 30 de mayo de 1757 por el obispo de Penne y Atri, Mons. Gennaro Fezzelli.
El milagro del agua
El 12 de mayo de 1893 un evento ayudó a aumentar la devoción a la Madonna dei Sette Dolori.
Por esos meses había una gran sequía en el pueblo que estaba dando tantas perdidas en el campo. Los fieles decidieron invocara un milagro a la Virgen llevando la prodigiosa imagen en procesión, durante algunos días.
El 12 de mayo, mientras se dirigían hacia el mar, llovió tanto que se pudo salvar las cosechas.
Cada año, en memoria del agua benéfica obtenida por intercesión de la Virgen, ese día una jornada de agradecimiento.
El 3 de diciembre de 1952, el Papa Pío XII proclama a la celestial Virgen de los Siete Dolores Patrona de la diócesis de Penne-Pescara.
Fuente: settedolori.pe.it