Al final del día, solo queremos descansar y dormir en paz. Pero la ansiedad de lo que nos pueda pasar por la noche puede interferir en nuestro sueño. En este caso, invocar la protección de Dios sigue siendo la mejor solución. Él puede aliviar nuestros miedos sin esfuerzo y dejarnos descansar.
Aquí está la oración de san Antíoco, obispo de Lyon en el siglo V, para pedirle a Dios paz y protección durante tu sueño:
Oh Señor Dios nuestro, Tú que eres infinitamente bueno y amigo del hombre,
perdóname todas las faltas cometidas en este día, en palabras, acciones y pensamientos. Concédeme un sueño apacible,
envíame tu ángel de la guarda para que me defienda de todo daño del mal,
pues eres protector de nuestras almas y de nuestros cuerpos,
y te damos gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén