El sector de Santiaguito Roldós, en el sur de Guayaquil, se transformó en las últimas horas en el escenario de una intervención policial que derivó en la captura de un grupo de delincuentes que estaría relacionado con crímenes cometidos en esa zona.
Según informó el medio local El Universo, «los trece aprehendidos registran entre uno y doce antecedentes penales por tráfico de sustancias ilícitas, tenencia de armas, robo, asociación ilícita, asesinato, entre otros delitos».
Hasta aquí una información vinculada a la crónica policial en Ecuador, algo que incluso podría perfectamente acontecer, por ejemplo, en cualquier parte de los países de América Latina (incluso en los últimos días Chile se transformó en noticia a nivel internacional por el intento de robo y enfrentamiento a balazos en el aeropuerto de Santiago, algo que dejó dos personas fallecidas y conmoción).
Sin embargo, lo sucedido en Guayaquil está muy lejos de ser algo aislado, pues desde hace varios años en Ecuador se vive con desánimo el avance de la violencia, la inseguridad y el crimen organizado. Desde muertes en las calles hasta masacres carcelarias, aspecto que mereció la atención hasta del propio papa Francisco en alguna oportunidad.
Una de las acciones más recientes de parte de las autoridades de Ecuador (en medio de una crisis en la que se evalúa hasta un juicio político al presidente Guillermo Lasso por supuestos actos de corrupción) ha sido la de declarar el estado de excepción en Esmeraldas con el fin de detener la ola de violencia en esa famosa provincia ecuatoriana.
«Constructores de paz»
La Iglesia de Ecuador no ha estado ajena a lo que ha estado pasando en cuanto a la violencia y la inseguridad. En los últimos años ha emitido varios mensajes a favor de la paz. No obstante, este 8 de marzo lanzó un nuevo llamado comunicado titulado «Constructores de paz».
«No podemos ser indiferentes, seamos o no creyentes, ante tanta violencia que se ha desatado en todos los niveles en nuestro país, en lo social, en lo político y en lo económico. Proponemos el gran desafío de ser constructores de la paz», expresó la Iglesia en su mensaje.
En los siguientes párrafos del comunicado la Iglesia de Ecuador insiste en el tipo de paz que su busca, por ejemplo, que sea la «basada en la justicia y el respeto de los derechos humanos y de la naturaleza».
Paz cimentada, paz que garantice...
También que sea «una paz que erradique toda forma de violencia familiar, social, política, económica, jurídica, religiosa y ecológica».
«Una paz cimentada en la dignidad e igualdad fundamental entre varones y mujeres, que eliminen toda forma de discriminación y violencia», apuntan los obispos.
«Una paz que garantice la convivencia fraterna, el desarrollo económico con equidad y el sistema democrático, respetando la institucionalidad», prosiguen los obispos en otro de los párrafos de su mensaje.
Hijos de Dios
Los obispos ecuatorianos finalizan de la siguiente manera:
«Que Jesús, el hombre de la paz, que murió en una cruz para reconciliar a todos los pueblos, nos acompañe en este gran desafío de ser constructores de paz para ser y llamarnos hijos de Dios».
